Presidentes divergentes
Las últimas horas de Mariano Rajoy al frente del Gobierno de España; y la presencia de Quim Torra en la XXXIV reunión del Cercle d’Economia.
EL presidente de la Generalitat, Quim Torra, fue ayer el protagonista de la XXXIV Reunión del Cercle d’Economia que se celebra anualmente en Sitges y que en esta ocasión se ha visto claramente marcada por la moción de censura presentada por el PSOE al presidente Rajoy y que será votada hoy viernes.
Obviamente los líderes de los partidos estatales cuya presencia había sido anunciada no han podido acudir a este encuentro empresarial, por lo que cobraba mayor interés la intervención del nuevo presidente de la Generalitat en este foro económico catalán, especialmente después de que, al contrario que en ediciones anteriores, no habrá este año discurso del conseller de Economia puesto que Pere Aragonès, que acompañó ayer al president junto con las futuras conselleres Elsa Artadi y Àngels Chacón, aún no ha asumido el cargo.
Torra se estrenó ante los empresarios catalanes con una intervención de tono conciliador en la que apostó por la colaboración en Catalunya entre independentistas y no independentistas pese a tener visiones distintas, “porque si decidimos juntos somos más fuertes”. El llamamiento de Torra a buscar un entendimiento, a debatir todas las propuestas, es sin duda una buena noticia. Hemos abogado siempre por el diálogo como vía para encontrar soluciones consensuadas al conflicto catalán, por ello la propuesta de Torra de “un gran debate nacional de país” sobre el futuro de Catalunya es positiva y debería ser recogida por todas las partes implicadas, y el empresariado es una de ellas. Existían dudas sobre el talante del discurso del president en un momento de máxima incertidumbre política en Madrid y ante los problemas para el nombramiento de los miembros de su Govern, por lo que su predisposición a buscar acuerdos entre todos es sin duda una buena señal.
El president recoge de esta manera el guante que le lanzó hace unos días el propio Cercle al hacer pública una propuesta para buscar una salida a la situación actual, que pedía entre otras cosas elaborar un nuevo Estatut con rango de norma constitucional, consensuado en el Parlament y luego votado en referéndum por los catalanes. Pese a las discrepancias sobre la concepción independentista y republicana de Catalunya, Torra agradeció esta iniciativa del foro empresarial, al que pidió que también la traslade a representantes del Gobierno central. Torra, con todo, no se abstuvo de criticar la campaña que, a su juicio, puso en marcha el Gobierno central para que las empresas entrasen en cuestiones políticas y le antepuso la solidez y el dinamismo que las cifras demuestran que tiene en este momento la economía catalana.