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La oportunidad de establecer nuevos puentes entre el Govern de la Generalitat y el Ejecutivo de Pedro Sánchez, y la iniciativa del Cercle d’Economia para elaborar un nuevo Estatut con rango de Constitución para Catalunya.
POCAS veces se ha hablado tanto de ventanas de oportunidad como en el hemiciclo del Congreso en la moción de censura que, de forma inesperada, ha llevado al Gobierno al socialista Pedro Sánchez. Oportunidades referidas a la posibilidad de que, según algunos, se pueda iniciar una desescalada en el conflicto entre Catalunya y España. La casualidad quiso que, con muy poca anterioridad a la moción al Gobierno de Rajoy, el Cercle d’Economia haya presentado un documento en el que se propone un nuevo Estatut con rango de Constitución para Catalunya, así como una propuesta de mejora de la financiación, que el presidente Quim Torra calificó de “valiente e interesante”.
El Cercle d’Economia es una acreditada institución cuya mayor virtud es su posición centrada. Sus notas de opinión, emitidas a lo largo de 60 años, conforman un corpus ideológico que le avalan como un actor influyente en el escenario político catalán y español, movido siempre por la voluntad de proponer soluciones a los problemas que aquejan a la ciudadanía. Precisamente, la última de estas notas, “Propuestas para modificar el autogobierno de Cataluña y el funcionamiento del modelo territorial de Estado”, no sólo ha recabado la atención de todo el arco parlamentario, sino que puede convertirse en un elemento de debate político si se cumplen las perspectivas de una necesaria distensión.
En la nota se afirma que si no se aborda políticamente el problema “no sólo la vida política catalana permanecerá alterada, sino que lo estará también el conjunto de la vida política y social española. La modernización española permanecerá bloqueada mientras no lo atendamos. En este sentido, la crisis política catalana es la crisis del conjunto del proyecto español de convivencia”. No hace falta mencionar aquí que se redactó mucho antes de que se presentara la moción de censura en el Congreso, lo que le confiere aún mayor valor.
Durante las jornadas de Sitges organizadas por el Cercle y clausuradas ayer, todos los grupos políticos catalanes con representación parlamentaria aportaron su opinión sobre aquel documento, excepto la CUP. Más allá de la cortesía obligada, y aunque hubo desmarques como el de Cs y ERC, el tono general fue de un notable interés al margen de las lógicas diferencias de unos y otros.
En definitiva, desde su posición centrada a la que aludíamos, el Cercle d’Economia ha emitido una opinión que se ha convertido en una ventana de oportunidad que, por venir de quien viene, conviene tener muy presente.