La Vanguardia

La difícil conexión Torra-Sánchez

- Isabel Garcia Pagan

El único escenario que desde el mes de octubre no se pasó por la cabeza de Carles Puigdemont y su equipo es que caería antes Mariano Rajoy que el 155. Menos aún que el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, tomara posesión como presidente del gobierno español antes que el Govern de la Generalita­t salido de las urnas del 21 de diciembre... Y de que cayera el 155...

Las estrategia­s de choque de tan sólo hace una semana han quedado obsoletas ante el nuevo talante en la Moncloa y la dificultad que debe afrontar ahora el independen­tismo catalán reside en cómo conjugar el discurso de denuncia de la “represión” del Estado con la mano tendida de los discursos Sánchez esta semana en el Congreso. En Junts per Catalunya y el PDECat, así como en ERC, hay unanimidad en que del dicho al hecho irá un trecho, pero están dispuestos a aprovechar la oportunida­d. ¿Cómo?

Cuando a las 12.39 h el secretario del Govern comunicaba en el salón

Sant Jordi que el nuevo ejecutivo catalán había tomado posesión y la intervenci­ón de la Generalita­t tocaba a su fin, Torra optó por mantener el discurso de la reivindica­ción, el de avanzar hacia un Estado independie­nte en forma de república. Tras la primera reunión del Consell Executiu en el balcón del Palau se retiró el damasco con el escudo de la Generalita­t y se colgó una pancarta pidiendo la libertad de los presos políticos y exiliados con un lazo amarillo. También se colgó un lazo amarillo en el Pati dels Tarongers.

Mañana el conseller de Territori, Damià Calvet, visitara a su antecesor, Josep Rull, en la cárcel de Estremera e incluso en el Palau se estudia cómo vehicular de manera ágil y efectiva a través de una sola persona la interlocuc­ión de Presidènci­a con Rull y Jordi Turull.

Más allá de los gestos, el Govern de la Generalita­t dibuja desde el primer día dos líneas paralelas que pretenden converger en las formas y el fondo. Torra preside lo que Puigdemont denomina “Govern Interior” pero quien lo pilota son Elsa Artadi por JxCat y Pere Aragonès por ERC. Torra invita a Sánchez a que asuma riesgos y se siente en una mesa a negociar de gobierno a gobierno, pero primero Artadi y Aragonès tienen que consensuar cómo se gestiona ese encuentro y cuáles son los límites de maniobra. Para Junts per Catalunya, la pelota está en el tejado de Sánchez. “A ver qué puede ofrecer”.

De hecho, el puigdemont­ismo sostiene que “no podemos simular que no ha pasado nada, por mucho talante que le eche Sánchez”. Para ERC, hay que evitar “caer en la trampa de Ciudadanos y el PP”.

Los republican­os apostaron desde el primer día por un Govern efectivo, mientras Puigdemont, primero desde Bruselas y ahora desde Berlín, quería explorar al máximo la colisión con las institucio­nes del Estado. Sus análisis sólo coinciden en el escepticis­mo ante el margen de maniobra de Sánchez.

Más allá de la vehemencia de Joan Tardà en el Congreso, ERC está dispuesta a aprovechar gestos de Sánchez en el terreno de la gestión del actual autogobier­no, como la revisión de las leyes sociales atascadas en el Tribunal Constituci­onal por los recursos del gobierno de Mariano Rajoy. Sánchez las incluyó en su discurso esta semana y Torra quiere que una de las primeras medidas de su Govern sea ponerlas en marcha. Otra cosa es abordar la situación de “represión”. En ERC, prefieren no jugárselo todo a un gesto, como el acercamien­to de los presos a Catalunya, y defienden abordar la cuestión desde el fondo, comenzando por la actuación de la Fiscalía General del Estado, que espera nuevo jefe.

El planteamie­nto del PDECat no varía en exceso del de ERC. El grupo parlamenta­rio en Madrid está programado para aprovechar la ventana de oportunida­d que ofrece Sánchez, mientras que el puigdemont­ismo recuerda que el nuevo presidente del gobierno es el mismo Sánchez que “insultó al president y plantea la reforma del delito de rebelión en el Código Penal”. Ven la nueva relación entre el Palau de la Generalita­t y la Moncloa como una carretera con dos sentidos y consideran que el acercamien­to de los presos a Catalunya “no le cuesta nada a Sánchez”. Así que lo que ponen sobre la mesa son las más de doscientas causas judiciales abiertas por el proceso, comenzando por la que imputa delitos de odio a un grupo de profesores del Institut El Palau de Sant Andreu de la Barca o la infructuos­a insistenci­a de la Abogacía del Estado en probar un delito de malversaci­ón en la causa del juzgado de instrucció­n número 13. “Pueden aumentar o bajar el fogón”, insisten.

Hay todo un terreno por explorar, también en el Parlament. Al margen del futuro de Miquel Iceta, en el Palau de la Generalita­t consideran que el PSC puede adoptar un nuevo rol en la gobernabil­idad en Catalunya. “El PSC puede resituarse al margen de Ciudadanos y PP y nosotros reducir la dependenci­a de la CUP”. Pero incluso se hacen prediccion­es pensando en las urnas.

Existe el convencimi­ento de que en el 2019 habrá elecciones municipale­s, europeas y generales. La consigna en ERC es “gestión, gestión, gestión”. Los republican­os quieren aprovechar el recorrido que les otorga gestionar tres de cada cuatro euros del presupuest­o con los departamen­tos de Salut, Ensenyamen­t y Afers Socials y pondrá a sus consellers y su gestión en circulació­n por el territorio para cerrar el paso a la CUP, pero también evitar que la nueva ANC de Elisenda Paluzie “se queden las calles”.

Mientras, Junts per Catalunya y el equipo de Puigdemont trabajan con la vista puesta en las municipale­s. La asamblea del PDECat será una de las claves para bastir una nueva herramient­a electoral y, aunque Marta Pascal ha salida reforzada de la operación Sánchez, la dirección es consciente que deberá integrar a los sectores críticos más cercanos a Puigdemont. El foco llega hasta las próximas elecciones generales. “Pasarán cosas si vamos juntos y sacamos 25 diputados o más”.

El conseller Calvet visita hoy a Rull en Estremera y se busca cómo agilizar la interlocuc­ión de los presos con Presidènci­a

JxCat reclama ya gestos a Sánchez con las causas judiciales, mientras ERC quiere evitar caer en “la trampa de Cs y PP”

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CÉSAR RANGEL Tras el acto de toma de posesión de los consellers, el Govern posó con las familias de los políticos presos y en el extranjero
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