Una nueva moral
Hará unos tres años, en una conferencia divulgativa en la Universitat de Barcelona, no recuerdo quién fue su promotor, pero sí el éxito que tuvo, pues la sala estaba al completo, hecho poco habitual y que con toda seguridad se debía al tema que se anunciaba: Una nueva moral.
No sólo para los creyentes sino también para quien no profesa religión alguna, respetar la moral es de obligado cumplimiento. No en vano el insulto “un amoral” no se dedica exclusivamente a personas creyentes, sino que se le da a cualquier sinvergüenza.
Ferguson y Smith, a finales del siglo XVIII, se plantean e introducen el término sociedad civil, que tiene como novedad la ruptura con todos los lazos comunitarios, es decir, con la familia y toda la parentela, los gremios, las cofradías… no se era carpintero, por ejemplo, sin haber sido aceptado por el gremio correspondiente a dicho oficio. La ciencia moderna sirve de fundamento para la gran revolución industrial, y surge una nueva sociedad, la anónima, que refleja la despersonalización de la nueva era.
La ciencia moderna es la base fundamental de la gran revolución industrial contemporánea y surge una nueva sociedad. No puede aventurarse el que esta nueva sociedad sea amoral, en el sentido de que nada tiene que ver con la moral. Lo que está sucediendo es que debe forjarse esa nueva moral, definiendo pilares básicos que no por sabidos son cumplidos. La expresión más evidente de ese cambio fue la aparición del término sociedad anónima. La nueva moral de la nueva sociedad les parece muy poco moral a quienes están acostumbrados a la antigua, clásica, de origen religioso.
Nuestro mundo es fundamentalmente económico. La red que une a los hombres es primordialmente económica, fundada en el egoísmo racional. La red moral se basa en los sentimientos de simpatía y empatía hacia el prójimo, que son las bases del altruismo, la filantropía y la generosidad.
Actualmente se aprecia un cierto cansancio hacia este esquema, y se intenta implantar la moral del bienestar pretendiendo realmente una encubierta socialización de la moral, si bien según mi opinión hablar de socialización tiene un resabio a obligación, cuando creo que debería ser un fenómeno prioritariamente voluntario y espontáneo. Nada más lejos de la realidad.