La Vanguardia

El supermerca­do, el mendigo, el huracán y un tiroteo en la escuela

- J. RICOU

Son “ángeles guardianes” que aparecen de la nada cuando más se les necesita. Personas que no dudan en jugarse su propia vida para salvar otras. Y los inmigrante­s ganan por goleada en esa lista de héroes.

El pasado mes de marzo el papa Francisco bautizó a un mendigo de origen nigeriano que desarmó y retuvo a un ladrón que acababa de cometer un atraco. Jhon Ogah, de 31 años, pasaba muchas horas sentado en la puerta de un supermerca­do de Roma mendigando monedas. Desde esa posición fue testigo del asalto en una de las paradas y no lo dudó ni un segundo. Se levantó, se encaró con el ladrón que iba armado con un gran cuchillo de cocina y lo retuvo hasta que llegó la Policía. La víctima del atraco recuperó los 400 euros que le acababan de robar. Jhon, sin papeles, huyó del lugar por temor a ser expulsado. La Policía lo localizó días más tarde y el Gobierno de Italia le facilitó la deseada documentac­ión.

Anthony Borges, de 15 años y origen venezolano, es otro de esos “ángeles guardianes” llegados de fuera que han destilado solidarida­d en el país de acogida. El adolescent­e recibió el pasado mes de febrero cinco disparos al cortar el paso a un excompañer­o de clase que irrumpió en su escuela de Parkland (Florida) armado con un subfusil automático. Era Nikolas Cruz, que mató en esa acción a 17 adolescent­es e hirió a otros tantos. La valentía de Anthony Borges evitó que el autor de la matanza entrara en un aula en la que había veinte alumnos. Eso les salvó la vida. Una heroicidad que pagó con cinco impactos de bala. Su familia ha conseguido recaudar en los últimos meses cerca de 500.000 dólares con donaciones anónimas para pagar el tratamient­o médico de Anthony. Esta semana se ha sabido que Cruz, el autor de la matanza, había anunciado ya en redes sociales su intención de matar al menos a veinte personas en su antigua escuela. Nadie detectó esa amenaza.

Ahmad, un palestino al que se había denegado en Alemania una petición de asilo y que estaba pendiente de una orden de expulsión, pudo ser detenido gracias a la intervenci­ón de otros inmigrante­s. Entró en un supermerca­do de Hamburgo y mató con un cuchillo a una persona e hirió a otras siete. Cuando huía otros cuatro inmigrante­s (un afgano, un turco, un tunecino y un egipcio) le cortaron el paso y le desarmaron. Angela Merkel agradeció el coraje de esos inmigrante­s, a los que consideró unos héroes.

Un reconocimi­ento idéntico al recibido en agosto del pasado año por un panadero de origen mexicano y sus trabajador­es que renunciaro­n a reunirse con sus familias y ponerse a salvo en los momentos más críticos del huracán Harvey a su paso por Houston para ayudar a la población. Esa panadería trabajó sin descanso mientras duró la tormenta para que el pan no faltara entre los damnificad­os por el huracán.

Un escolar venezolano recibió cinco tiros al proteger a veinte de sus compañeros en una escuela de Florida

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