Escarceos amorosos del oso en el Pirineo
La vuelta de Nere a Aran, un macho no emparentado con Pyros, abre la puerta a la renovación genética de la colonia
Se ha abierto la veda para las conquistas amorosas entre los osos del Pirineo. Tras el sueño de invierno las hembras y machos de esta especie han entrado en la época de apareamientos. Es lo que marca el reloj biológico de los plantígrados para estas fechas.
Nada distinto a lo que ocurre cada año si no fuese porque esta primavera ha entrado en acción en ese baile de los escarceos amorosos un macho que llevaba casi dos décadas en dique seco. Se trata de Nere, un ejemplar que se había exiliado en las montañas de Aragón y Navarra, donde no hay ninguna hembra, y que ahora habría vuelto a Val d’Aran para buscar compañía femenina. La prueba son unas imágenes grabadas esta semana por un vecino aranés en las que se ve una pareja de osos paseando por un paraje de de alta montaña de Naut Aran. Todo apunta a que el macho que aparece en ese vídeo es Nere.
La entrada de Nere en la escena de los apareamientos es una gran noticia para los responsables del programa de reintroducción del oso en los Pirineos. Este macho de 21 años no tiene ningún parentesco con Pyros, que es el padre, abuelo, bisabuelo y tatarabuelo de la mayoría de la cuarentena de ejemplares que viven en esas montañas. Los contactos de Nere con hembras podrían ayudar ahora, por lo tanto, a aumentar la diversidad genética de la colonia de osos pardos del Pirineo. La consanguinidad actual supondría una seria amenaza para esos animales ante una epidemia o infección generalizada.
Nere nació en 1997 y cuando tenía alrededor de dos años emigró de la Val d’Aran para afincarse en la zona más occidental de los Pirineos, a caballo entre Aragón y Navarra. Y allí ha permanecido todos estos últimos años acompañado por Canelito, uno de sus hijos. Esos dos osos no han podido reproducirse en todo este tiempo, al menos que se sepa, al no haber ninguna hembra en la zona elegida para fijar su hábitat.
Nere y Canelito no parecían tener ningún interés por regresar a las montañas de Val d’Aran o el sur de Francia, donde viven la mayoría de osas, por lo que dejaron de ser considerados como candidatos para acabar con el monopolio sexual de Pyros. Ese trabajo se ha encomendado a Goiat, el joven oso esloveno liberado hace un par de años en el Pallars Sobirà.
De momento no hay constancia de que Goiat, muy viajero y activo en la lista de ataques a ganado, haya cumplido esa misión.
El regreso de Nere (el año pasado ya hizo alguna incursión en el Baish Aran) a las montañas de Catalunya deja, por otro lado, en el aire una decisión tomada por el Gobierno francés que ha causado mucho revuelo entre los ganaderos del sur de ese país. Desde París
Nere se exilió hace casi dos décadas a las montañas de Aragón y Navarra, en una zona donde no hay hembras
se ha acordado ya la liberación el próximo otoño de una hembra en los Pirineos más occidentales. Una decisión que tenía como único objetivo facilitar las cosas a Nere y Canelito, acercándoles compañía femenina, para que pudiesen tener descendencia. Habrá que ver ahora si la medida se mantiene en caso de que Nere decida quedarse en Aran. De momento no consta, sin embargo, que Canelito haya cambiado de residencia. Eso podría justiciar la liberación de esa osa.
Una de las hipótesis manejadas en su día a la hora de explicar el exilio de Nere y Canelito a las montañas de Aragón y Navarra hacía referencia a la posibilidad de que ambos osos decidieran cambiar de residencia por el carácter dominante de Pyros. Una tesis que ahora cobraría fuerza, pues el regreso de Nere a la Val d’Aran coincide con la incógnita sobre el paradero y estado actual de Pyros. Ese viejo oso, de 30 años y con un currículum sexual excepcional, no da señales de vida desde hace trece meses. Para darlo por muerto tienen que pasar dos años sin que dé muestras de vida.