¿Hay cada vez más personas alérgicas?
Las enfermedades alérgicas incluyen un amplio grupo de enfermedades distintas respiratorias, cutáneas, digestivas y en ocasiones sistémicas. En el caso de asma, rinitis y eczema hay muchos estudios que muestran un aumento importante de su frecuencia en los últimos 30 años. Hay pocos estudios anteriores a 1990 pero es posible que su aumento se esté produciendo desde los años 60. En Australia, en 1964, el 19% de los niños habían tenido asma o sibilancias en algún momento durante sus primeros siete años de vida, mientras que en 1990, dichos síntomas los declararon el 46% de los niños. En algunos países con frecuencia muy alta de enfermedades alérgicas estudios recientes han mostrado que la misma ha dejado de aumentar o se ha reducido. Este es un patrón común a la mayoría de países occidentales pero disponemos de pocos estudios en países de renta baja.
A pesar de mucha investigación en este campo, seguimos sin conocer con certeza los factores que han determinado el aumento de las enfermedades alérgicas. Algunos estudios han implicado la contaminación atmosférica, la exposición al humo de tabaco, una mayor higiene y menor exposición a microorganismos e infecciones, entre otros, aunque ninguno de ellos se ha demostrado de manera concluyente ni ha podido ser utilizado para desarrollar medidas preventivas eficaces.
Sin embargo, la falta de evidencia científica definitiva no significa que no existan medidas recomendables. Un enfoque razonable es el del Plan Finlandés contra la Alergia, que sugiere que cada vez más vivimos en un ambiente urbano que está privado de factores de protección ambiental como la biodiversidad y los microorganismos del suelo que son fundamentales para el desarrollo de una tolerancia normal a los alérgenos.
Los principales objetivos del programa finlandés son: prevenir el desarrollo de síntomas alérgicos; aumentar la tolerancia contra alérgenos; mejorar los diagnósticos; disminuir las alergias relacionadas con el trabajo; asignar recursos para administrar y prevenir exacerbaciones de alergias graves; y, por último, disminuir los costos causados por enfermedades alérgicas.