Google renuncia a su polémico proyecto de inteligencia artificial con el Pentágono
Cuatro mil empleados de la empresa se han opuesto a colaborar con el ejército
Google ha decidido no renovar su participación en el proyecto Maven, el programa de drones del Pentágono, cuando este llegue a su fin en marzo de 2019. La decisión se anunció el viernes en el transcurso de una reunión entre representantes de los empleados y Diane Greene, directora del negocio en la nube de Google. La firma de este acuerdo provocó una gran debate en Google y una carta de protesta, este mes de mayo, por parte de 4.000 empleados de la compañía tecnológica.
“Siempre dijimos que era un contrato de 18 meses, así que termina en marzo del 2019. Y no habrá continuidad para Maven”, dijo Greene al personal de la división de negocio en la nube.
Firmado en septiembre del 2017, el contrato permite al Departamento de Defensa de Estados Unidos utilizar las herramientas de inteligencia artificial de Google para analizar secuencias filmadas por drones. El acuerdo fue parte de un gran impulso de la propia Greene para entrar en el lucrativo negocio –de al menos 10.000 millones de dólares– de vender servicios en la nube al Gobierno estadounidense, ahora dominado por Amazon y Microsoft.
Hay que tener en cuenta que Google lleva más de una década investigando en inteligencia artificial, y la empresa quiere combinar esos avances con su negocio de computación en la nube.
Google recula después de que, a mediados de mayo, unos 4.000 empleados firmaran una carta y otros 12 dimitieran de sus puestos en la compañía como protesta por el contrato –cuya existencia se había hecho pública tres meses antes– entre el ejército de Estados Unidos y la división de servicios en la nube de Google, para trabajar en el proyecto Maven, destinado a mejorar las capacidades de inteligencia artificial de los drones de vigilancia del ejército estadounidense.
La realidad es que ninguna entidad del Gobierno gasta más en esa tecnología que el ejército. Además, Milo Medin –vicepresidente de Google–, y Eric Schmidt –director de Alphabet, la empresa matriz de Google– forman parte de la Junta de Innovación de Defensa del Pentágono, y la propia Greene –en una entrevista en marzo– defendió la asociación con el Pentágono al asegurar que era incorrecto decir que el proyecto Maven era un punto de inflexión para Google. Según Greene la tarea del software era limitarse a escanear imágenes de drones para minas terrestres, por ejemplo, y luego señalar su posición al personal militar. “El tipo de cosas que salva vidas”, dijo Greene. Google siempre ha defendido que su tecnología no se iba a usar para identificar objetivos o tomar decisiones de ataque.
Pero el acuerdo provocó un gran debate dentro de Google, que históricamente ha evitado colaborar o trabajar en temas militares. En mayo, los empleados de Google pidieron al máximo ejecutivo de la tecnológica, Sundar Pichai, que cancelera el contrato y detuviera cualquier tarea relacionada con el “el negocio de la guerra”. La petición citaba la tradición de Google de evitar el trabajo militar, y el famoso eslogan corporativo “No seas malo” (Don’t be evil, en inglés), que la compañía adoptó en sus inicios como una muestra de su voluntad de no utilizar los datos con fines maliciosos, y mantener un código de conducta justa. “Las armas autónomas letales [permitirán] que el conflicto armado se dispute a una escala mayor que nunca, y en escalas de tiempo más rápidas de lo que los humanos pueden comprender”, decía la carta. Los empleados también opinaban que colaborar con el Pentágono podía dañar las relaciones con los usuarios y la capacidad futura de reclutamiento de Google.
Con el contrato actual, los militares pueden usar tecnología de la empresa para analizar imágenes de drones