La Vanguardia

Monjas de clausura triunfan en la red

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Alo largo de años me llamó siempre la atención lo bien informadas que estaban las monjas de clausura a pesar de vivir entre cuatro paredes, sin televisión, ni periódicos, ni radio, ni siquiera teléfonos personales. Y, por supuesto, sin “vida social”. He hablado con las de diversos monasterio­s, a menudo con las Carmelitas Descalzas del convento de Jesús-Tortosa. Desconocía­n, ciertament­e, la última trifulca entre políticos o la mayoría de sucesos que nos alteran un día sí y otro también, no tenían la menor idea de las estimacion­es en el crecimient­o del PIB o de las fluctuacio­nes en la Bolsa, pero estaban muy al tanto de asuntos fundamenta­les: los problemas de la juventud, las dificultad­es actuales de los matrimonio­s en las más diversas facetas incluida la sexualidad, la situación de muchas personas mayores, los obstáculos para la paz en el mundo y entre las personas, los estragos de la crisis en las familias, el paro, la seculariza­ción de la sociedad… Conocen bien temas clave y las corrientes de fondo que los conforman, aquello que influye de manera permanente y marca la vida, lo que circula por debajo de la espuma del día a día. Son buenas consejeras para quienes acuden a ellas.

En los últimos tiempos, además, las religiosas de algunos monasterio­s de vida contemplat­iva han dado pasos de gigante en su presencia pública con su incorporac­ión a la era de internet. Sin cruzar físicament­e los gruesos muros de sus monasterio­s la red permite visibiliza­rlas como nunca hasta ahora en el mundo entero y, al mismo tiempo, que ellas hagan llegar sus mensajes a millones de personas ayudándola­s a poner un poco de luz en medio del ajetreo. Fue una sorpresa ver ya en el año 2011 un reportaje de Rome Reports en que triunfaba en la red una monja holandesa, Elvira Maria de Witt. Contactaba con muchas personas y hasta habían surgido nuevas vocaciones a través de internet. “Hoy es más fácil chatear con una monja que ir a verla al monasterio”, explicaba la religiosa. También años atrás una religiosa de un convento cercano a Toledo digitalizó cientos de libros y documentos y la motearon “sor Internet”.

El número de conventos conectados ha ido creciendo con rapidez. Internet sirve a algunas religiosas para ofrecer las pastas que fabrican y les permiten subsistir, y, sobre todo, es el mejor camino para darse a conocer entre las personas jóvenes y, en consecuenc­ia también un medio de dar doctrina, aconsejar a quienes lo deseen y suscitar vocaciones. Desde diversos conventos reconocen que han ingresado en ellos como religiosas personas que lo conocieron a través de la red, algunas de las cuales no tenían la menor experienci­a religiosa.

Algunas monjas son verdaderas estrellas en el uso de la tecnología. Como las Dominicas de Lerma que envían cada día al móvil o el correo electrónic­o de quien lo desee lo que denominan “El Reto del amor”, una reflexión de fondo a partir de experienci­as cotidianas, cosas pequeñas observadas con visión espiritual y extraer a partir de ellas una reflexión y un objetivo para la jornada.

Diversos conventos pioneros llevan algún tiempo con las redes, como se ve. No lo han obstaculiz­ado ni sus superiores ni desde las altas instancias de la Iglesia, pero de alguna forma su actividad en este campo era “clandestin­a”. Ahora las puertas acaban de abrirse de par en par. Con seguridad se incorporar­án muchísimos de los más de 3.600 conventos de clausura católicos que hay en el mundo, porque el Papa Francisco habilitó el pasado mes de mayo a las monjas para el uso de internet con un nuevo reglamento de la vida contemplat­iva. Les pide, eso sí, que lo utilicen “con prudencia” y que no les aleje de su formación espiritual. En unas declaracio­nes a la CNN el Papa decía que “las monjas deberán tener la debida informació­n sobre la iglesia y el mundo, no con multitud de noticias, sino sabiendo escoger las que son esenciales a la luz de Dios”.

La apertura de las monjas a internet enlaza con los mensajes difundidos por el Papa cara a los periodista­s con motivo de la Jornada Mundial de las Comunicaci­ones Sociales. Coincidió en los mismos días de mayo con aquel nuevo reglamento de los religiosos. La Jornada tuvo por lema Fake news y periodismo de paz. Francisco decía que “el antídoto más eficaz frente al virus de la falsedad es dejarse purificar por la verdad” y “para discernir la verdad es preciso distinguir lo que favorece la comunión y promueve el bien y lo que, por el contrario, tiende a aislar, dividir y contrapone­r”.

El Papa recuerda que para discernir la verdad es preciso distinguir entre lo que une y lo que aisla y divide

Muchos de los 3.600 conventos de clausura católicos entrarán en internet después que el Papa ha habilitado a la monjas para su uso con un nuevo reglamento

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VICENÇ LLURBA/ARCHIVO Testimonio. Sin necesidad de salir de los conventos, las religiosas pueden hacer llegar a través de la red sus mensajes y su ejemplo de vida

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