Aromas de John Lennon
Se podría decir que God’s favorite customer es la obra de la consagración de la madurez de Josh Tillman como músico, en donde confluyen su excelente control de sus recursos vocales, canciones tan emocionales como repletas de alma y, lo más difícil, explicar cantando algunos de los sentimientos más complejos de la vida de uno de una forma comprensible para el aficionado. El que fuera miembro percutivo de los Fleet Foxes regresa de alguna manera a las señas de identidad –la calidez, la sinceridad, la cercanía, que tan acertadamente agrupó en el glorioso I love you, honeybear–, después de que con su anterior Pure comedy de hace un año hubiese agitado hacia el enfado la confianza de muchos de sus incondicionales.
En la decena de composiciones que dan vida a este álbum, de entrada y de salida ya no hay ni rastro de esa molesta autoindulgencia que recorría la citada Pure comedy. Junto a ello, señales de una vuelta a la normalidad como el echar mano a una instrumentación digamos tradicional, a la que se ha sumado espléndidos apoyos orquestales, que apuntan a un cierto barroquismo, o, claro está, el eco por ejemplo tan johnlenniano de algunos detalles o recursos como en la inicial Hangout at the gallows o en Disapponting diamonds are the rarest of them all (una de las cimas agitadas del álbum). Son precisamente estos dos temas los que sirven también para ilustrar aquella loada y magnífica voz que exhibe Tillman, con un recurso muy natural al falsetto o, por contra, al tono neutro y descriptivo cuando lo que está explicando es desolador.