La Vanguardia

Champán y chicas desnudas Holanda enamoró, pero ganó Alemania. Entre la fiesta de la piscina y los viajes de Michels

- XAVIER G. LUQUE PRÓXIMO CAPÍTULO: 1978 Argentina. ¡Goool de Videla!

Pudo jugar tres Mundiales, pero sólo estuvo en uno. El del fútbol total, la naranja mecánica, el de Holanda. El Mundial de Cruyff. Fue en 1974. Y ganó Alemania.

Cruyff apenas se implicó y la selección holandesa no se clasificó para el torneo de 1970. Sólo jugó dos de los seis partidos de la fase previa y en el último, ante Bulgaria, prefirió viajar a Milán para inaugurar una tienda de calzado con su esposa antes que acudir a la concentrac­ión holandesa. En cambio, sí ayudó en las clasificac­iones de 1974 y 1978. Pero en éste último no quiso viajar a Argentina. Años más tarde explicó que había sufrido una seria tentativa de secuestro en su casa de Barcelona, en 1977, y que decidió no jugar otra Copa del Mundo.

En 1974 la selección holandesa fue la sensación del torneo alemán. Rompió moldes en todos los terrenos, Cruyff el primero. Un equipo que abandonó el reparto tradiciona­l de dorsales. El portero, Jan Jongbloed, llevaba el 8. Neeskens lucía el 13 maldito. El 1 era para un delantero, Ruud Geels. A pesar de la conocida dureza del selecciona­dor, Marinus Michels, las esposas y novias de los jugadores tenían acceso a la concentrac­ión en días concertado­s. Los jugadores incluso tenían permitido fumar.

“No bebíamos vino ni cerveza –explicó Cruyff en su libro Mundiales 1974– pero se nos autorizaba a fumar con moderación. Yo, por ejemplo, fumo poco, unos diez cigarrillo­s diarios por término medio, pero dos horas antes de cada partido siento la necesidad de un cigarrillo”.

Holanda se exhibió en las dos fases que daban acceso a la final. Seis partidos, cinco victorias y un empate, 14 goles a favor sólo uno en contra. Y eso que tuvieron dos conflictos serios. Primero, que Michels viajaba constantem­ente

¿Pero qué hace?

a España, donde su equipo, el Barcelona, estaba disputando los partidos más trascenden­tales del torneo de Copa. Michels se sentaba en el banquillo del Mundial el 15 de junio, al día siguiente aparecía en el Camp Nou ante el At. Madrid (semifinal ida), regresaba a Alemania y dirigía los partidos de los orange de los días 19 y 23, estaba en el Vicente Calderón el 24... Los dos equipos llegaron a sus finales respectiva­s y las perdieron ambas.

Y hubo otro incidente nada

menor: poco antes del trascenden­tal HolandaBra­sil del 3 de julio –con el pase a la final en disputa– en la concentrac­ión holandesa (sin parejas, que estaban en el hotel vecino como siempre antes de los partidos) se organizó una fiesta en la piscina en la que tomaron parte varios futbolista­s con un grupo de mujeres desnudas. “Éramos unos quince o dieciséis, durante unas dos horas lo pasamos fenomenal”, explicaron los gemelos Van de Kerkhof años más tarde. No se sabe cómo (se dijo que iba disfrazado de camarero), pero un periodista alemán informó de lo sucedido y el sensaciona­lista Bild reunió todos los elementos del cóctel en un jugoso titular: “Cruyff, champán, chicas desnudas y un baño fresco”. El escándalo adquirió proporcion­es de drama con la airada reacción de las parejas de los futbolista­s y, especialme­nte, de Danny Cruyff. Ese día, también, se fraguó la ausencia del 14 holandés en el Mundial siguiente.

El torneo tuvo momentos estelares incluso más allá de las exhibicion­es holandesas. La victoria de Alemania del Este sobre sus hermanos del Oeste (el único partido que ha enfrentado a estos dos equipos en toda la historia). La anécdota del zaireño Ilunga Mwepu, situado en una barrera ante una falta que iba a lanzar Brasil, al salir a toda velocidad y patear el balón en cuanto el árbitro hizo sonar el silbato, ante la estupefacc­ión de los brasileños. El fútbol espectacul­ar de Polonia, con los Lato, Deyna, Szarmach, Gadocha... y la inolvidabl­e final del estadio Olímpico de Munich. La jugada inicial parece irrepetibl­e: saca de centro Holanda, el balón pasa por los pies de todo el equipo salvo el portero y después de una quincena de toques Cruyff se lanza como una flecha hacia el área, deja atrás a su marcador (Vogts) y cae derribado por Hoeness. Penalti y gol de Neeskens. En un minuto ya ganaba Holanda, sin que ni un solo alemán hubiera ni rozado el esférico. “Teníamos a favor el pronóstico general. Y tuvimos un gol inmediato, lo que es más peligroso todavía”, explicó Cruyff. “Jugaríamos diez veces esa final y la ganaríamos las diez”. Pero ganó Alemania, que también tenía un equipazo. Se repitió la historia de 1954, entonces ante los fabulosos húngaros.

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Demasiado fácil.
GETTY IMAGES / GETTY cae derribado por Hoeness y Holanda se avanza en el primer minuto Cruyff Demasiado fácil.
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Un defensa de Zaire sale de la barrera y patea el balón antes que el lanzador
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Nuevo trofeo La copa Jules Rimet ya es historia. Desde 1974 el trofeo es de oro puro de 18 quilates: 36cm. y 6kg.
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