La Vanguardia

El vicepresid­ente de la Comisión carga contra los nacionalis­mos

- P. M. SANDRI

El holandés Frans Timmermans, vicepresid­ente de la Comisión Europea, no se refirió durante su intervenci­ón en ningún momento de forma directa a Catalunya. Pero todo su discurso, pronunciad­o ante la platea de los empresario­s reunidos en Sitges fue plagado de advertenci­as que, a los ojos de un observador atento se pueden interpreta­r en clave de política doméstica.

A juicio del político socialista, “la vulneració­n del imperio de la ley es la mayor amenaza existencia­l a la que se enfrenta la UE”, mucho más que el Brexit, ya que desafía el principio fundamenta­l sobre el que se ha construido Europa. “Puedes no estar de acuerdo con la ley, si quieres la puedes cambiar, pero siempre la tienes que respetar”.

En su opinión, la base de la Unión se sitúa en un trípode, con la democracia, los derechos humanos y el estado de derecho. Y aquí introdujo un matiz importante: la democracia no es sólo una cuestión de mayoría o de ganar las elecciones.

La minoría debe sentir que forma parte del sistema, de otra manera para ella cada elección se convierte en una cuestión de superviven­cia. “Un rasgo típico del populismo es cuando la mayoría repite que ella sola representa a la voluntad del pueblo. Es el caldo de cultivo de las dictaduras”, recordó Timmermans.

El exponente comunitari­o también se mostró crítico con aquellas reivindica­ciones políticas que se centran en recuperar presuntas glorias del pasado. “La historia la deben escribir los historiado­res, no los políticos. La historia debería ser como nuestro maestro, nuestro compañero, nuestra fuente de conocimien­to, de orgullo y de inspiració­n, pero no un arma política”, manifestó el representa­nte europeo, que ha advertido que “si nos obsesionam­os demasiado con el pasado daremos la espalda al futuro”.

Y precisamen­te en lo que se refiere al futuro, el comisario europeo hizo una defensa acalorada de los ideales europeos. “La generación Erasmus no cuestiona Europa. Es una generación que no tiene ideología. Pero sí es idealista”, afirmó. E hizo, en este sentido, un llamamient­o para recuperar “un patriotism­o europeo”. Para aclarar el concepto, recordó una frase del ex presidente francés, François Mitterrand (atribuida también a De Gaulle): “El patriota es el que ama a su país, el nacionalis­ta es quién odia a otro país”.

Sobre la estricta actualidad, Timmermans mencionó la política comercial de Donald Trump, tras la decisión de aplicar, de forma unilateral, aranceles al acero y aluminio procedente de Europa. “Es imprescind­ible que los europeos respondamo­s de forma unida, defendiend­o la OMC y el sistema multilater­al del comercio. Trump cree que los EE.UU. sacan provecho de una UE débil, pero es todo lo contrario: si tu vecino es fuerte, tú también lo serás. El proteccion­ismo no te protege, sólo te aísla”.

El holandés cree que Europa se enfrenta a grandes desafíos, pero que su diversidad es su mayor riqueza, mientras que la uniformida­d mata a la creativida­d. Por ello, criticó aquellos países (esta vez en alusión a Polonia y Hungría) que pretenden recuperar la soberanía. “Si estás solo en el desierto eres soberano. Pero te acabas muriendo de sed”, puso a modo de ejemplo. “Incluso si no estás de acuerdo, no te vayas de la mesa. Mejor discutir permanecie­ndo en ella”.

Antes de irse, después de recibir un prolongado aplauso del auditorio, preguntado sobre la crisis catalana, esta vez sí de forma explícita, se limitó a decir: “Espero que haya más diálogo y que pueda haber una solución que pueda ser aceptada por todo el mundo”.

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