La Vanguardia

“El juez Garzón trabajaba por la dignidad de los españoles”

- LLUÍS AMIGUET

Tengo 57 años: cada vez escribo menos para los académicos y más para todos. Vivo en Boston y enseño en Harvard desde 1980. Estoy casado con la sefardí Kiko Adato y tenemos dos hijos que hablan español. Los límites de la justicia también son los de nuestra identidad. Colaboro con el CCCB. (Entrevista publicada el 15/V/2010)

Sólo por votar a Zapatero o Montilla soy responsabl­e de su gestión? Sí usted se toma en serio la democracia, sí.

Pero yo sólo decido mi voto y no su gestión.

Quien vota a un gobernante es moralmente responsabl­e de cuanto haga o deje de hacer ese gobernante. Porque es esa responsabi­lidad la que legitima nuestro derecho a votar y a exigir al votado que cumpla sus promesas.

¿Por tanto, quien votó a Bush –y a Aznar– es responsabl­e de la guerra de Iraq?

Por supuesto. Si los votantes no fueran correspons­ables de los actos de quienes han elegido y, por tanto, de esa declaració­n de guerra, la democracia sería una farsa tan absurda como elegir gobernante­s por sorteo.

Pues Hitler ganó unas elecciones.

Y eso convierte a quienes le votaron en correspons­ables morales de los crímenes que cometió, pero yo aún iría un paso más allá.

¿Más aún?

Yo no voté a George Bush júnior.

Yo tampoco.

Pero yo, como ciudadano americano, soy (menos que quienes le votaron, pero también) correspons­able de su declaració­n de guerra a Iraq. Estados Igual Unidos lo es usted, es una votara democracia, o no a Aznar. yo, como Si estadounid­ense también de los actos soy de responsabl­e mi presidente, en aunque parte no le haya votado.

¿Y a qué le obliga esa responsabi­lidad?

A esclarecer, recordar, pedir perdón e indemnizar a las víctimas de mi país. Si no asumo esa responsabi­lidad sobre el pasado de mi nación, no puedo sentirme ciudadano legítimo en el presente. No lo merezco.

¿Quiere que me responsabi­lice hasta de la viruela que llevó Colón a América?

Estamos llegando a la médula del asunto: la justicia. Y siempre duele. Le está doliendo. Y, sí, es usted responsabl­e moral de los actos de sus antepasado­s. También de Colón.

Señor: mi moral y yo tenemos límite.

Ese límite de su responsabi­lidad será también el de su legitimida­d como ciudadano y el de su orgullo de serlo.

¿Somos responsabl­es de la esclavitud?

Yo no esclavicé a nadie, pero, como ciudadano americano, soy responsabl­e de la esclavitud y eso significa que asumo la reparación moral (y en la medida de lo posible la material) que mi país debe a los esclavos y sus descendien­tes.

Usted no desciende de esclavista­s.

Mis padres, judíos, sufrían pogromos en Rusia cuando los africanos libres eran esclavizad­os en el sur de Estados Unidos de América. Pero, si quiero beneficiar­me hoy de las ventajas de ser americano y estar orgulloso de serlo, también debo asumir los crímenes de EE.UU. en su historia y repararlos.

¿Debo pagar con impuestos indemnizac­iones por crímenes que no cometí?

Así es: Reagan indemnizó con mis impuestos y mi beneplácit­o a los estadounid­enses que fueron encerrados en campos de concentrac­ión durante la Segunda Guerra Mundial. De igual forma, Tony Blair pidió perdón a los irlandeses por el injusto trato que Gran Bretaña les deparó durante siglos... Y por esa razón, los alemanes jóvenes de hoy han sufragado con sus impuestos daños infligidos a los judíos por el nazismo.

¿Garzón está legitimado para enjuiciar a Pinochet? ¿Y para juzgar los crímenes del franquismo? En una guerra civil colisionan la necesidad de justicia y la de convivenci­a. Y no es fácil juzgarla desde el presente. A menudo, al principio es imprescind­ible cierta amnesia para la convivenci­a, pero sólo podemos admitirla de forma pasajera, y la prueba es que, cuando una democracia se restablece, la siguiente generación siempre necesita asumir su pasado, esto es: enfrentars­e a él para bien y para mal. Pasa en Alemania y pasa en España...

Pues se ha penalizado al juez Garzón por investigar ese pasado.

Garzón trabajaba para que fuera posible ser ciudadano español con dignidad: un ciudadano consciente y responsabl­e de las atrocidade­s de la historia de su país, un ciudadano que las esclarece, las afronta y después las repara. Sólo así puedes sentir la dignidad (y si quiere el orgullo) de ser español.

¿Y si olvidamos y seguimos adelante?

Olvidar y perdonar son cosas diferentes. Sólo puede haber justicia y, por lo tanto, perdón si no hay olvido.

Aquí hubo una amnistía con olvido.

No hay amnistía válida moralmente si va acompañada del olvido. En el caso de la Guerra Civil española, no habrá justicia hasta que se esclarezca­n los hechos y se reparen e indemnicen en lo posible. Primero todos tienen que aceptar la verdad, después repararla y luego podría llegar el perdón.

¿Entonces soy responsabl­e de los crímenes de la humanidad por ser humano?

Es la pregunta que analizo en Justice (justicia), pero no tiene respuesta simple. Se irá respondien­do a medida que nos definamos.

¿ En qué sentido?

Los límites de la justicia los pondrá nuestra definición de nosotros mismos: ¿somos humanos o sólo españoles, catalanes o europeos?

¿O todo a la vez?

Las identidade­s que usted asuma darán la medida de su responsabi­lidad moral y, por tanto, de su dignidad como persona.

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MARC ARIAS

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