La Vanguardia

Borrell dirigirá Exteriores y Batet, la política autonómica

Además de los dos dirigentes del PSC, Sánchez tantea a Vegara para Economía Rangel volverá al cargo de delegado del Gobierno en Catalunya

- JUAN CARLOS MERINO Madrid

El veterano Josep Borrell vuelve al Consejo de Ministros 22 años después de dejar la cartera de Obras Públicas (1991-1996) del gobierno de Felipe González. A sus 71 años –nació en La Pobla de Segur, Lleida, en 1947–, será el ministro de Asuntos Exteriores del nuevo ejecutivo de Pedro Sánchez. Ayer aceptó, finalmente, la oferta.

Y varias claves, según celebraron de inmediato diferentes dirigentes socialista­s, explican a su entender el acierto de la designació­n. En primer lugar, la clave europeísta e internacio­nal. Borrell presidió el Parlamento Europeo (2004-2007) y también el Instituto Universita­rio Europeo en Florencia (2010-2012), por lo que tiene gran experienci­a y también amplia agenda internacio­nal. En las institucio­nes europeas se recibió la noticia con alegría. “Una designació­n excelente, con una gran imagen de solvencia”, destaca un eurodiputa­do socialista.

Sánchez lanza así un mensaje muy tranquiliz­ador a la propia Unión Europea. Javier Solana calificó el nombramien­to de “muy buena noticia”, ya que Borrell es, a su juicio, “conocedor a fondo de lo que debiera ser nuestra prioridad: la política europea”.

La otra clave fundamenta­l en el nombramien­to de Borrell es Catalunya. Y en múltiples aspectos. Por un lado, su interlocut­or en la Generalita­t será el también recién nombrado Ernest Maragall, nuevo conseller de Acció Exterior. Ambos son viejos conocidos, y “muy peleones”, según quienes les conocen bien. Así que las discusione­s podrían ser, eso sí, de alto voltaje.

En clave política, Borrell se ha destacado en los últimos años por su decidido combate contra el proceso independen­tista catalán. Su ensayo Las cuentas y los cuentos de la independen­cia (2015), en el que trató de desmontar algunos de los a su juicio falsos mitos del independen­tismo, como el expolio fiscal que sufre Catalunya por parte de España, se vendió como rosquillas. Y el pasado mes de octubre acabó siendo el gran protagonis­ta de la masiva manifestac­ión que convocó Societat Civil Catalana (SCC) en Barcelona. En el PSOE piensan, así, que su designació­n servirá, por un lado, para neutraliza­r el discurso del PP de que Sánchez se vendió al independen­tismo catalán para llegar a la Moncloa a cualquier precio. Su nombramien­to, añaden, le hace un roto al líder de Ciudadanos, Al- bert Rivera. No en vano, como no pasó desapercib­ido, Manuel Valls se apresuró ayer a celebrarlo: “¡Es una excelente noticia para España y para Europa!”.

Y por último, para alegría de sectores del PSOE cautelosos con los posibles “peajes” que temen que Sánchez tenga que pagar por el respaldo de los partidos independen­tistas a la censura que tumbó a Mariano Rajoy, la designació­n de Borrell irritó a Carles Puigdemont o a Gabriel Rufián. El expresiden­te de la Generalita­t, desde Berlín, lamentó el rescate de “perfiles de otro tiempo que se han significad­o por la escaldada del odio”. “¿Es el gesto que tenían pensado para enviarnos un mensaje de fraternal desescalad­a?”, se cuestionó. “Qué vergüenza”, zanjó por su parte Rufián.

Y en el PSOE y en el PSC, la gran mayoría se mostró encantada. El líder de los socialista­s catalanes, Miquel Iceta, no regresará, en cambio, al Gobierno de España. Su puesto está en Catalunya, donde seguirá siendo los ojos y los oídos de Sánchez. Además, su papel será clave para facilitar soluciones al conflicto territoria­l. Sin embargo, Meritxell Batet, coordinado­ra de los diputados del PSC en el Congreso, sí se integrará en el nuevo ejecutivo de Sánchez. Pese a que aún no está definido el nombre del ministerio que dirigirá, será la cartera responsabl­e de las administra­ciones territoria­les y la política autonómica. Es decir, Batet también jugará un papel determinan­te en el proceso que Sánchez quiere abrir en Catalunya.

El presidente del Gobierno ha propuesto a otro catalán la fundamenta­l cartera de Economía. Se trata de David Vegara, que ya fue secretario de Estado de Economía y número dos de Pedro Solbes en el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Pero aún se lo estaría pensando, pues también apunta al Banco de España. En cambio, también se confirmó que Joan Rangel, actual diputado del PSC en el Congreso, será el delegado del Gobierno en Catalunya, cargo que ya ocupó durante los dos mandatos de Zapatero, entre el 2004 y el 2011.

Sánchez ordenó ayer máxima discreción para completar todo el puzle del nuevo gobierno. Pero ya empezaron a confirmars­e algunos otros nombres. Así, la presencia en el ejecutivo que ya se dio por segura desde el primer día de Camen Calvo, probableme­nte como vicepresid­enta, y de Margarita Robles, en Interior, Justicia o ambas; se confirmó que Sánchez premiará a su hombre para todo en el PSOE, José Luis Ábalos –actual secretario de organizaci­ón de Ferraz–, con una cartera aún por determinar.

Teresa Ribera asumirá a su vez el superminis­terio de Cambio Climático, Medio Ambiente y Energía. Ya fue secretaria de Estado de Cambio Climático (2008-2011) con Zapatero. Sánchez, además, cumplirá su promesa de crear un Ministerio de Igualdad y creará el cargo de alto comisionad­o para la pobreza infantil, iniciativa­s ambas que fueron muy bienvenida­s en el PSOE.

EL PERFIL POLÍTICO Sánchez premiará a Ábalos, su hombre para todo en el PSOE, llevándole al Gobierno

MÁS ACENTO CATALÁN Vegara, propuesto para Economía, deshoja la margarita; y Rangel, delegado del Gobierno

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BALLESTERO­S / EFE
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DANI DUCH Josep Borrell
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EMILIA GUTIÉRREZ Meritxell Batet
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JAVIER BARBANCHO / ACN / ACN José Luis Ábalos

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