Trump asegura que tiene “derecho absoluto” a indultarse a sí mismo
Su poder es tal que no se le puede acusar de obstruir a la justicia, según sus letrados
Se le ha comparado con Nerón, por su gusto compartido con el emperador romano por el populismo, el espectáculo y la transgresión de las normas pero conforme avanza su presidencia Donald Trump se parece cada vez más a Luis XIV, el Rey Sol que se identificaba a sí mismo con el Estado. Cuando se cumplen 500 días de su llegada la Casa Blanca, reforzado por la buena marcha de la economía y sus relativamente buenas cifras de popularidad, Trump explicó ayer sin tapujos hasta dónde cree que llegan sus poderes como presidente. En su mundo, el cargo se parece mucho al de un monarca absolutista, por encima del bien y del mal, de las leyes que se aplican al resto de los mortales.
“Tengo el derecho absoluto a INDULTARME a mí mismo”, proclamó Trump en un tuit a primera hora de la mañana, zanjando días de especulaciones sobre si estaría dispuesto a aplicar su derecho de gracia a sí mismo en caso de ser acusado de algún delito, como había dicho su abogado, Rudy Giuliani, durante el fin de semana en varias entrevistas. “Nada limita el indulto presidencial”, aseguró Giuliani, aunque asumió que de aplicárselo a sí mismo se enfrentaría probablemente a un juicio político.
Ni siquiera el uso caprichoso del derecho de gracia presidencial de Trump durante las últimas semanas para beneficiar a sus aliados políticos hacía prever que fuera a llegar tan lejos como a presumir de que podría aplicárselo a sí mismo. Pero la afirmación se interpreta también como un mensaje a sus excolaboradores que están siendo investigados para que no testifiquen en su contra y acepten posibles condenas. El presidente, al fin y al cabo, puede indultar a quien le plazca.
Trump aseguró que “numerosos expertos legales” defienden que tiene “derecho absoluto” a perdonarse a sí mismo (nadie lo ha hecho antes, no hay jurisprudencia ni unanimidad) pero, al mismo tiempo, asegura que no piensa aplicarlo: “¿Por qué iba a hacerlo si no he hecho nada malo?”. Su obsesión con la investigación del fiscal especial Robert Mueller, sin embargo, siembra dudas sobre hasta qué punto está realmente tranquilo respecto a lo que pueda salir de las pesquisas para determinar si el candidato republicano aceptó ayuda de Rusia para ganar las elecciones del 2016 y si, una vez en la Casa Blanca, ha intentado obstruir la acción de la justicia
“¡El nombramiento del fiscal especial es totalmente INCONSTITUCIONAL!”, dijo en otro tuit furibundo, en el que aseguró que no ha
El presidente tacha de inconstitucional la investigación del fiscal y se dice víctima de una conspiración
hecho nada mal –“a diferencia de los demócratas”–, que se suma a decenas de comentarios para desacreditar el trabajo de Mueller y presentarse como la víctima de una conspiración de los poderes más oscuros para sacarlo del despacho oval.
Tuvo que borrar y volver a enviar el tuit porque el texto original contenía faltas de ortografía pero no dejó dudas sobre su mensaje: Trump está dispuesto a llegar hasta el final y traspasar todas las líneas rojas para dar la batalla contra Mueller. Sus abogados han defendido ante el fiscal especial que el presidente no puede legalmente incurrir en un delito de obstrucción a la justicia porque sus facultades constitucionales son tan amplias que nada que haga puede ser considerado una injerencia, según consta en varios informes. Su poder ejecutivo es total.
Las acciones del presidente “no podrían constitucional o legalmente constituir una obstrucción porque eso equivaldría a obstruirse a sí mismo” y, si quisiera, “podría terminar la investigación o incluso ejercer su poder de indulto”, sostiene el documento enviado a Mueller cuando pidió entrevistar a Trump. El presidente deseaba hacerlo pero sus abogados se lo desaconsejan. Trump suele hablar más de la cuenta, contradecirse a sí mismo incluso en el espacio de un tuit y, según el recuento del diario The Washington Post, dice una media de 6,5 “afirmaciones falsas o equívocas” al día.