La Vanguardia

El Supremo respalda al pastelero que se negó a hacer una tarta nupcial gay

- Correspons­al

¿Dónde empieza la libertad religiosa y acaba el derecho a la no discrimina­ción por motivos sexuales? La negativa de Jack Philips, un pastelero de Denver (Colorado) a elaborar una tarta nupcial para una pareja gay alegando motivos religiosos, colocó el incidente en el corazón de un debate nacional de amplias resonancia­s después de que el Tribunal Supremo declarara legal el matrimonio homosexual en todo el país en el 2015.

La pareja –Charlie Craig y Dave Mullins– acudió a la justicia en el 2012 alegando que el pastelero había violado la ley estatal que prohíbe la discrimina­ción por motivos sexuales. La Comisión de Derechos Civiles de Colorado concluyó que Philips había infringido la ley sin atender a sus argumentos de que actuó por motivos religiosos, conclusión que después respaldó un tribunal estatal.

El caso llegó hasta el Tribunal Supremo de Estados Unidos, donde los jueces se han centrado sobre todo en los comentario­s de un miembro de la comisión de Colorado desdeñando sin contemplac­iones los motivos religiosos. “La hostilidad de la comisión era contraria a la garantía imbuida en la Primera Enmienda de que las leyes se aplicarán de forma que sean neutras hacia la religión”, concluyó ayer el presidente del tribunal, Anthony Kennedy, dando la razón a Philips. El veredicto fue aprobado por siete votos a favor y dos en contra, el de las magistrada­s progresist­as Ruth Bader Ginsburg y Sonia Sotomayor, que lamentaron que la sentencia no pusiera por encima de esos comentario­s puntuales el rechazo a la discrimina­ción por motivos sexuales. El pastelero se define como un artista y se acogió a la libertad de expresión para negarse a trabajar para gays.

Por este motivo, por centrarse tanto en la forma en que los argumentos de Philips fueron ignorados, la sentencia no es tan concluyent­e como se esperaba y no resuelve en sentido amplio la cuestión de si una empresa puede invocar objeciones religiosas para negarse a atender a clientes homosexual­es. Hay más casos pendientes en los tribunales, desde floristas a fotógrafos, cocineros o diseñadore­s que no quieren trabajar para bodas gays. Son cuestiones que, según Kennedy, precisan “más discusione­s” y que “deberán resolverse con tolerancia, sin faltar al respeto a las sinceras creencias religiosas y sin someter a los gay a situacione­s indignas cuando quieren acceder a bienes y servicios en el mercado”, recomendó. El fiscal general de Estados Unidos, Jeff Sessions, se declaró “encantado” con la decisión del Tribunal.

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