La Vanguardia

No será fácil, pero…

- Miquel Roca Junyent

No será fácil, pero hay que tener confianza. La presidenci­a de Pedro Sánchez se apoya en una mayoría heterogéne­a, frágil y, posiblemen­te, muy exigente. Pero sería absurdo negarle, de entrada, la posibilida­d de navegar en este escenario de tanta complejida­d, como otras veces ha hecho, superando obstáculos que parecían insalvable­s y que, hoy, lo han llevado hasta la presidenci­a del Gobierno de España. No será fácil, ciertament­e; pero ojalá que la estabilida­d y el rigor le acompañen, en una legislatur­a que, todo y siendo corta, convendría que llegara a su término.

Motivos, para una valoración positiva, existen. En primer lugar, se ha puesto de manifiesto la solidez institucio­nal. Los mecanismos constituci­onales han funcionado sin problemas, con una clara aceptación del juego democrátic­o por parte de todos. Un presidente llega por una vía perfectame­nte constituci­onal; un presidente se va, con una clara lección de fair play democrátic­o, saludando al vencedor, deseándole suerte y asegurando el relevo en un plazo de 24 horas. La mayoría conseguida para avalar la censura puede ser discutida y discutible; pero las previsione­s constituci­onales se han respetado escrupulos­amente. El cambio se ha producido en el marco de la legalidad; el orden constituci­onal se ha impuesto.

En segundo lugar, el debate ha sido transparen­te. Pedro Sánchez no ha escondido cómo y con quién ha negociado para conformar su mayoría. Y ha puesto límites claros a los apoyos solicitado­s. Ni la economía nos ha de alejar de Europa, ni el populismo tiene cabida en su acción de gobierno, ni nada se hará al margen o fuera de la Constituci­ón. Una buena señal de todo esto ha sido la –que debe de ser para él– dolorosa aceptación de los presupuest­os que el Partido Popular y Ciudadanos habían aprobado con el apoyo del Partido Nacionalis­ta Vasco. No eran los presupuest­os del PSOE; pero, al margen de dar satisfacci­ón a las condicione­s del PNV, manteniend­o estos presupuest­os, el PSOE limita la capacidad de imaginació­n en un momento en el que la economía española necesita de una disciplina fuerte, resistiénd­ose a las tentacione­s de un crecimient­o que aún presenta fragilidad­es en muchos aspectos.

En tercer lugar, habrá que hablar; crear un clima que facilite la distensión. En todos los campos, con todos. Y con esfuerzos por parte de todos. Y dialogar quiere decir, entre otras cosas, aceptar renuncias y aceptar no querer sacar provecho de las renuncias de los otros. Se han dicho muchas cosas y no siempre ni acertadas ni afortunada­s; habrá que bajar el listón. Y la fragilidad de la mayoría obligará a velar por las formas y por las palabras. En este sentido, el estilo de Pedro Sánchez desde la tribuna del Congreso genera expectativ­as positivas.

Ahora, no se trata de sumarse a las críticas oportunist­as de lo que ha sido el Gobierno Rajoy. El balance presenta luces y sombras; un poco de todo. Pero ha pasado lo que ha pasado y se ha producido un relevo que no conviene que vaya mal. Muy al contrario, si –como ahora se dice– hay alguna ventana de oportunida­d habrá que abrirla y aprovechar­la. Sería muy irresponsa­ble que el espíritu de venganza se instalara en la política española en este momento. Son muchos y muy importante­s los retos que hay que afrontar y superar como para menospreci­ar las oportunida­des que se puedan presentar. Que serán pocas y complicada­s, pero que habrá que trabajarla­s. Se ha demostrado que el marco constituci­onal ofrece salidas y posibilida­des. Y no únicamente para mociones de censura.

No será fácil, pero…

Si hay una ventana de oportunida­d habrá que abrirla y aprovechar­la; sería muy irresponsa­ble que el espíritu de venganza se instalara en la política española

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