“Quiero hacer proyectos de menor virtuosismo”
Philippe Jaroussky, contratenor, es Orfeo en el Palau
Philippe Jaroussky tiene ganas de guardar silencio. Lo suyo está siendo comer, dormir, cantar .... De modo que tras ensayar Orfeo ed Euridice en el Petit Palau, el rutilante contratenor se entrega a una entrevista breve. Le hace feliz hacer en versión concierto (hoy en el Palau de la Música, 20.30h) la producción de esta ópera de Gluck con la que ha triunfado –con montaje de Robert Carsen– en el Théâtre des Champs Elysées. Por cuestión de fechas, Euridice no será Patricia Petibon sino Chantal Santon. Y en lugar de Diego Fasolis será Andrea Marchiol quien dirija el ensemble I Barocchisti y el Cor de Cambra del Palau.
¿A qué se debe esta alegría por hacer una versión concierto?
Porque el público tiene la oportunidad de experimentar algo único: después de haberla hecho escenificada ahora cantamos todos de memoria, conocemos muy bien el papel y llevamos tres semanas haciendo esta música con la orquesta. Si ahora subimos todos juntos al escenario estamos más cerca y resulta muy fácil hacer música. Piense que el del Palau será el único concierto en este formato, porque en tres días volvemos a la versión escenificada en Versalles. Me gusta volver al Palau con un proyecto más original que un recital de arias famosas.
¿Qué significa el papel de Orfeo para usted?
La primera vez que canté esta ópera fue hace once años y tenía ganas de volver a ella, porque siempre digo que quiero hacer un proyecto de menor virtuosismo, cosas más refinadas. Y Orfeo es el papel para eso. Me ayuda a encontrar nuevos colores en mi voz, es una escritura muy delicada, no tan sencilla de hacer. Y me encanta el diálogo con el coro, que tiene un papel en esta ópera.
Gluck tenía afán reformista al escribir esta ópera en 1762. Veía que la pirotécnica vocal iba desvirtuando el género. ¿Usted también regresa con Orfeo al origen?
Sí, Orfeo obliga a atemperarse. Por ejemplo; cuando reclama que quiere a Euridice de vuelta, tiene que hacerlo con auténtica pureza de deseo, porque si ponemos demasiados sentimientos se mata la magia. Cuando los contratenores cantamos mucho el repertorio de los castrati vemos que esas arias son demasiado grandes para nosotros: yo no soy un castrato, soy un contratenor, y tengo que adaptar mi voz a un virtuosismo del que he disfrutado durante 20 años, pero ahora quiero hacer cosas nuevas. Ya hice canciones francesas para huir de las airas de Vivaldi, quiero hacer más Bach...
Se le verá en el Teatro Real en
Only the sounds remains, de Kaija Saariaho. ¿Algún otro proyecto de música contemporánea?
Los tengo, si, pero son secretos.
¿Uno con Philip Glass, acaso?
Quizás. Quiero demostrar que un contratenor no ha de limitarse al repertorio de los castrati.
¿Qué le ha parecido el Cor de Cambra del Palau?
Me gusta su transparencia. dicción, afinación. Y han hecho escenificado Orfeo, lo cantan de memoria. Será una gran fiesta de la música.