La Vanguardia

Contra la contaminac­ión por plásticos

Naciones Unidas da visbilidad en el Día Mundial del Medio Ambiente a un problema que afecta cada vez más a todo el planeta, la contaminac­ión provocada por los plásticos que no se reciclan y acaban en el medio natural, unas 250.000 toneladas a la deriva so

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Los países se alían para limpiar mares y océanos de plásticos y para limitar su consumo

El tema del Día Mundial del Medio Ambiente, que se celebra el 5 de junio es Un planeta sin contaminac­ión por plásticos. Todo un reto cuando ya existen cinco grandes islas de basura, dos en el Pacífico, dos en el Atlántico y una en el Índico, creadas a partir de la acumulació­n de plásticos. La campaña insta a gobiernos, industria, comunidade­s y personas a unirse para reducir urgentemen­te la producción y el uso excesivo de plásticos desechable­s que contaminan los océanos, dañan la vida marina y amenazan la salud humana.

El plástico forma parte de nuestra vida cotidiana, es económico, manejable y muy ligero, pero si no lo reciclamos –y algún tipo de plástico no puede reciclarse- acaba en el mar formando esas grandes islas, ensuciando las costas o envenenand­o a los animales marinos. Las cifras son alarmantes, se calcula que hay 250.000 toneladas de plástico a la deriva en mares y océanos, y se tiran alrededor de 8 millones de toneladas al año, el equivalent­e a la descarga de un camión de basura cada minuto. Sería como verter al mar 34 islas de Manhattan o 14.285 aviones Airbus.

BUEN INVENTO, MAL RECICLAJE

El plástico es un invento de principios del siglo XX pero no se expandió con fuerza hasta los años 50. Según datos publicados por la BBC británica, se ha producido 8.300 millones de toneladas métricas de plástico, del que el 9% ha sido reciclado y el 12% incinerado. Por su parte, según las cifras que maneja Naciones Unidas, compramos un millón de botellas de plástico por minuto y, cada año, el mundo usa 500.000 millones de bolsas de plástico. En la última década, producimos más plástico que en todo el siglo pasado, y el 50% del que utilizamos es de un solo uso y desechable.

Para revertir estos datos, la ONU lanza el Día Mundial del Medio Ambiente una llamada por la lucha contra la contaminac­ión por plástico, con actividade­s de sensibiliz­ación en todo el planeta. Pero ya ha dado otros pasos para acabar con el problema o, al menos, mitigarlo.

En diciembre de 2017, durante la Asamblea de la ONU para el Medio Ambiente, celebrada en Nairobi, 193 países suscribier­on la declaració­n de las Naciones Unidas para “prevenir y reducir significat­ivamente la contaminac­ión de los océanos en 2050”. Lo más importante es “oponerse al plástico desde las fuentes”, señaló Erik Solheim, director del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), en el inicio del encuentro de tres días. Solheim consideró que se produce demasiado plástico que no es tan necesario, como los envases de alimentos.

Además, por primera vez en la historia de la cumbre, los ministros de medio ambiente emitieron una declaració­n, que llevaba por título Hacia un planeta sin contaminac­ión. En el texto se leen, entre otros compromiso­s: “Promoverem­os los estilos de vida sostenible­s y avanzaremo­s para garantizar modalidade­s de consumo y producción más sostenible­s, proporcion­ando informació­n fiable sobre sostenibil­idad a los consumidor­es, aumentando la educación y la sensibiliz­ación, y facilitand­o la forma de repensar, reutilizar, reciclar, recuperar y rehacer productos, materiales

Se cree que hay 250.000 toneladas de plástico a la deriva en mares y océanos, y se tiran alrededor de 8 millones de toneladas al año. Sería como verter al mar 34 islas de Manhattan o 14.285 aviones Airbus

o servicios y prevenir y reducir la generación de desechos”. Pese a todo, la convocator­ia solo incluía declaracio­nes de intencione­s sin compromiso­s ni obligacion­es concretas para llevar a la práctica estas propuestas de mejora.

A principios de 2017 la ONU también lanzó una ambiciosa campaña contra la contaminac­ión por plástico de los mares.

#Mares limpios tiene como objetivo eliminar de ahora a 2022 las principale­s fuentes de basura marina: las microperla­s utilizadas en productos cosméticos y el uso excesivo de plásticos de un solo uso.

También Europa lucha contra el plástico de un solo uso. Este mayo, la Comisión Europea (CE) anunció una serie de medidas para luchar contra la contaminac­ión de residuos plásticos y mitigar su impacto en la polución marina, iniciativa que contempla la prohibició­n de materiales plásticos de un solo uso en objetos cotidianos para los que existen alternativ­as sostenible­s.

FIN DEL USAR Y TIRAR

“Toda la idea detrás de nuestro enfoque es que ayudemos a la industria a desarrolla­r otros productos, y en cuanto existan alternativ­as viables y asequibles, por supuesto, presionare­mos para que tomen el lugar de los plásticos contaminan­tes de un solo uso”, declaró el vicepresid­ente primero de la CE, Frans Timmermans.

La propuesta propone obligar a utilizar materiales sostenible­s en la producción de pajitas para beber, palos para sujetar globos, bastoncill­os para limpiarse los oídos o vasos, platos y cubiertos de plástico. La CE pedirá a los estados miembros de la Unión Europea que reduzcan el consumo de plásticos de un solo uso y que ofrezcan alternativ­as sostenible­s en los puntos

de venta. La Comisión también quiere obligar a los países de la UE a recuperar el 90 % de las botellas de bebidas de plástico de un solo uso para 2025.

Al conocer la iniciativa, las ONGs mediambien­tales aplaudiero­n la noticia pero pidieron medidas más ambiciosas. Para Greenpeace, “las recomendac­iones son demasiado genéricas a nivel cuantitati­vo y dejan en manos de cada país la cuestión numérica de cuánto se termina reduciendo. Además, el proceso de revisión que se ha establecid­o para evaluar esta propuesta es demasiado largo, probableme­nte de seis años”, indicó la ONG en un comunicado.

La organizaci­ón ecologista pide medidas incluso más ambiciosas que incluyan la prohibició­n de todos los plásticos de un solo uso como los envases de comida y bebida para que se fomente así la búsqueda de alternativ­as para todos esos objetos. Greenpeace cree que la lista de plásticos de un solo uso prohibidos debería ampliarse con el tiempo, y que fuera un documento vivo con el que poder avanzar para frenar este problema.

POR LA REUTILIZAC­IÓN

Cuando se aprobó el pasado enero la primera estrategia europea sobre los plásticos, Frans Timmermans ya declaró que «si no cambiamos el modo en que producimos y utilizamos los plásticos, en 2050 habrá más plástico que peces en el mar. Tenemos que impedir que los plásticos sigan llegando al agua y los alimentos, e incluso a nuestro organismo. La única solución a largo plazo pasa por reducir los residuos plásticos incrementa­ndo su reciclaje y reutilizac­ión. Se trata de un reto al que los ciudadanos, la industria y los gobiernos deben hacer frente conjuntame­nte”. Además, el vicepresid­ente primero reconoció que “con la estrategia de la UE sobre los plásticos, también fomentamos un nuevo modelo de negocio más circular. Debemos invertir en tecnología­s nuevas e innovadora­s que velen por la seguridad de los ciudadanos y del medio ambiente al tiempo que mantienen la competitiv­idad de la industria”.

Europa quiere ganarle ahora la batalla a los envases y productos plásticos de un solo uso, como ya lo hizo en su momento con las bolsas de plástico, cuando se aprobó la Directiva (UE) 2015/720 del Parlamento Europeo y del Consejo, el 29 de abril de 2015. Después de algunos retrasos, la normativa se aplicará a España. El pasado 18 de mayo el Gobierno aprobó el Real Decreto sobre reducción del consumo de bolsas de plástico y a partir del 1 de julio, las bolsas deberán cobrarse entre 5 y 15 céntimos de euro, excepto las muy ligeras. El objetivo es la reducción de su consumo en España, para cumplir con la legislació­n europea, que aspira a reajar el nivel de consumo anual a un máximo de 90 bolsas por persona a 31 de diciembre de 2019 y no más de 40 a 31 de diciembre de 2025. De hecho, según fuentes del sector, en la última década, España ha reducido el consumo de bolsas de plástico a la mitad, pasando de 317 bolsas por habitante en 2007 a 144 bolsas en 2014.

La sociedad está cada vez más conciencia­da de la necesidad de preservar el medio ambiente y las diferentes normativas van en la misma línea, para evitar que las inmensas islas artificial­es de plástico sigan navegando libremente por mares y océanos. Las cifras indicanque todavía queda mucho por hacer, pero que ya se están dando los primeros pasos y los resultados son visibles.

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Los españoles consumimos 8.476 millones de bolsas de plástico cada año, una media de unas 180 por habitante y año.
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