La Vanguardia

Discrimina­ción salarial

- ADOLFO S. RUIZ

Una empresa de Córdoba no abonó el aumento de sueldo pactado a sus trabajador­as porque en el convenio sólo se habla de “trabajador­es”.

Los hombres sí cobraban; las mujeres, no. Motivo: el convenio colectivo establecía que los atrasos correspond­ían a “los trabajador­es”, pero no decía nada de “las trabajador­as”. La denuncia hecha pública por la secretaria de CC.OO. de Córdoba, María Ávalos, asegura que tal fue la justificac­ión que dieron los abogados de la empresa Aceites y Energía Santamaría SL, ubicada en Lucena (Córdoba), que se ha hecho famosa de la noche a la mañana por una discrimina­ción por razón de sexo “de libro”, según Ávalos. Una situación aberrante que parece en vías de solución después de que la empresa se haya comprometi­do a rectificar tras la presión mediática y popular.

A finales del año pasado se firmó el nuevo convenio colectivo de las industrias del aceite, que establecía un incremento salarial del 1,5%, a cobrar con efecto retroactiv­o desde el 1 de enero del 2017. Desde comienzos del año actual, los trabajador­es de la empresa empezaron a recibir puntualmen­te ese aumento en sus nóminas. ¿Todos? No, las tres únicas empleadas de la empresa, adscritas al área administra­tiva, quedaron excluidas.

Según figura en el Registro Mercantil de Córdoba, Aceites y Energía Santamaría tiene un capital social de más de 100.000 euros; una cantidad de empleados que ronda los cuarenta y unas ventas de más de tres millones de euros anuales; tiene ocho accionista­s, cinco órganos sociales activos y está relacionad­a con 27 empresas. Forma parte del Grupo Santamaría, una empresa familiar con actividad en España, Cuba, Uruguay, Argentina y recienteme­nte se ha instalado en Chile. No parece que se trate, por tanto, de una cuestión de imposibili­dad económica, ya que las trabajador­as afectadas son únicamente tres en una plantilla de 41 personas.

Un comunicado de la empresa, enviado a media tarde, expresaba su “absoluto desconocim­iento de la denuncia que tanto revuelo ha causado”. En todo caso, la empresa ha convocado a los sindicatos para celebrar una “reunión en las próximas horas para analizar la situación y, caso de ser necesario, buscar las soluciones pertinente­s”. La coordinado­ra del Instituto Andaluz de la Mujer en Córdoba, Ana Díaz, señala que “la empresa alega que se trata de una confusión y están intentando enmendar un acto que incumple totalmente la normativa laboral y sería motivo para que intervinie­ra la justicia”.

El caso ha provocado un aluvión de reacciones, entre los que hay que destacar un tuit publicado en la cuenta de la Real Academia Española en el que se escribe que “quizá la insistenci­a en afirmar que el masculino genérico invisibili­za a la mujer traiga consigo estas lamentable­s confusione­s”, una frase que dio origen a una catarata de respuestas.

Eva García Sempere, diputada de IU en el Congreso, registró ayer una pregunta al Gobierno para conocer “la valoración que hace de este caso de discrimina­ción laboral por razón de sexo”.

La aceitera, que excluye del abono de atrasos a las mujeres, ha sido denunciada por discrimina­ción

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