Tras los pasos de Zapatero... y más
En el 2004, nada más llegar al gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero se definió como feminista. Así, sin más. Las críticas no se hicieron esperar, aunque no calaron en su ánimo. Con él llegaron los gobiernos paritarios, el Ministerio de Igualdad (del que tanto se rieron muchos de los que ahora enarbolan la bandera morada), leyes como la de la violencia de género, el matrimonio homosexual, la de igualdad... Avances sociales que no prosiguieron con los gobiernos de Rajoy, integrados por ministros a quienes la palabra feminismo siempre le ha chirriado (basta recordar sus declaraciones durante la primera huelga feminista del 8-M).
El nuevo presidente, Pedro Sánchez, también se ha definido como feminista con todas las letras (aunque ya nadie se ríe), recogiendo el testigo de Zapatero y dejando claro que continuará con el trabajo emprendido a principios del siglo XXI. Aseguran quienes nunca le abandonaron que cree “fervientemente” en que es preciso dar un paso más en este campo, que no es otro que alcanzar la igualdad real entre hombres y mujeres (¡sí, todavía estamos con esto!). Se lo exige él mismo, pero especialmente las millones de ciudadanas que en los últimos meses han protagonizado una revolución sin parangón. Y de la que no hay marcha atrás.
Sus primeros pasos así lo confirman. Por lo pronto, un gobierno paritario. A falta de terminar de perfilarlo, la presencia de mujeres es abrumadora. Nunca antes había habido tantas en lo más alto y, además, en ministerios tradicionalmente de hombres, como Economía y Hacienda. Además, con unos perfiles profesionales que echan por tierra esa excusa tan absurda de que no hay mujeres suficientemente preparadas.
Y no menos importante. Sánchez recupera la cartera de Igualdad, poniendo al frente a la que será vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo. Ligar Igualdad con Presidencia deja claro que el cambio va más allá de un departamento, ya que se extenderá a todos. Algo, hasta el momento, nunca visto.