Feijóo prepara su candidatura al liderazgo del PP y Cospedal deja abiertas sus opciones
“Es una decisión personal que tengo que tomar”, afirma la exministra de Defensa, mientras Sáenz de Santamaría se mantiene en un plano discreto
De forma aún soterrada, pero la pugna por la sucesión del PP ya ha dado comienzo, tan sólo un día después de que Mariano Rajoy anunciara que dejaba la presidencia del partido y quedara claro que lo hacía sin designar a un sucesor. El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, prepara su salto al liderazgo del partido, mientras la exministra de Defensa María Dolores de Cospedal admitió ayer que no descarta presentar su candidatura.
Aberto Núñez Feijóo sólo garantiza su continuidad en la presidencia de la Xunta a quince días vista. La portavoz del BNG, Ana Pontón, le exigió ayer que aclare si usa el Gobierno gallego como “una sala de espera vip” mientras planea su salto al liderazgo popular en la madrileña calle Génova. Y Feijóo le emplazó a preguntarle el 20 de junio –la próxima sesión de control–, sin concretar nada. Después, añadió que el congreso del PP no está convocado, lo que afianza la sensación de que prepara su candidatura.
Otra posible aspirante a tomar el relevo de Mariano Rajoy, la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, no se descartó ayer. “Es una decisión personal que tengo que tomar”, dijo, además de señalar: “Lo que tenga que ser, será, pero hoy (por ayer) no es el día de hablar”. En la ronda que hizo por medios audiovisuales reiteró que Antonio Hernando seguirá como portavoz parlamentario, lo que impide que la exvicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría u otro aspirante tomen ventaja proyectándose desde el Congreso.
No obstante, el papel que asume Cospedal como organizadora del cónclave y el desgaste de los últimos años como la cara que defendía al partido ante los sucesivos escándalos de corrupción indican que no resulta muy probable que la exministra de Defensa dé el paso. Así, la incógnita residiría en si va a apoyar a algún candidato frente a su antagonista Sáenz de Santamaría, como Feijóo, u otro, por ejemplo el exministro de Fomento Íñigo de la Serna.
En el día después del anuncio de la retirada de Rajoy, mientras Cospedal hacía su gira por radios y televisiones y Sáenz de Santamaría no daba señales de vida, en el Parlamento gallego se celebraba la sesión de control al presidente de la Xunta. Reinaba un atmósfera de fin de etapa, precisamente en una comunidad como la gallega en la que existe la máxima estabilidad política, con la única mayoría absoluta de la España autonómica. “Usted envió a Madrid un currículum sin foto”, le espetó a Feijóo el portavoz de En Marea, Luís Villares, en referencia a que querría ocultar las imágenes de su amistad de los noventa con el narcotraficante Marcial Dorado, que constituyen su mayor hándicap para el salto a la política española. En un tono más suave, el socialista Xoaquín Fernández Leiceaga demandó claridad, para que el jefe del Gobierno gallego no parezca un pato cojo, como se dice del presidente de Estados Unidos en su segundo mandato. En una sesión bastante bronca el fuego lo había abierto la nacionalista Pontón al sostener que sería un “insulto” que cobre como presidente de la Xunta mientras planea desembarcar en Madrid. Aunque sea disparando, la oposición gallega reconoció así implícitamente que ve a Feijóo al frente del PP.
“Si tiene más cosas que preguntarme, tiene la próxima sesión de control. Volveremos a vernos el 20 de junio”, le respondió el presidente de la Xunta a la líder del BNG, en el que fue el mensaje más jugoso que emitió ayer, dejando tan abierto su futuro que sólo lo concreta a 15 días sin hablar ya del
En el relevo de Fraga, el líder popular gallego fue el último candidato en lanzarse, hasta que se aseguró la victoria
2020, cuando acaba lo que definía él mismo como “mi contrato con Galicia”.
Feijóo muestra ahora las mismas cautelas e idéntica estrategia que en la sucesión de Manuel Fraga, a quien relevó en el 2006 como presidente del PP gallego. De los cuatro aspirantes que se presentaron, el actual presidente de la Xunta fue el último en anunciarlo. No lo hizo hasta que no cerró el apoyo de las direcciones provinciales de A Coruña y Pontevedra, lo que aseguraba su victoria. Ahora está construyendo su candidatura desde la potente organización popular gallega y con robustos previsibles apoyos trabajados durante mucho tiempo, como el de Castilla y León.