Mirar el mundo desde la distancia
LA política es, en cierta forma, un arte, que combina inspiración y esfuerzo, ambición y tenacidad, inteligencia y audacia. Claro que, aun reuniendo todas estas cualidades, un gobierno puede fracasar, porque se necesita suerte en el mando, como casi todo en la vida, y que las circunstancias colaboren, lo que no nunca resulta un factor controlable. Hace ocho días Pedro Sánchez no pensaba ser presidente del gobierno español. Hace cuatro nadie daba un euro por sus posibilidades de sobrevivir en el cargo. Ahora que se conoce quiénes formarán su Ejecutivo, la gente empieza a creer que esto va en serio. Como si Pedro Sánchez tuviera en la cabeza, desde hacía tiempo, quiénes podrían acompañarle en una aventura política que le llevara a situarse al frente del país. Quienes se aventuraron a proclamar que este iba a ser un gobierno Frankenstein han demostrado no haber leído nunca a Mary Shelley. Sánchez ha conseguido reunir en el puesto de mando un colectivo de profesionales prestigiosos, varios de los cuales han ocupado cargos relevantes en la UE, hasta el punto de que ha conseguido que desde Bruselas se valore el europeísmo del nuevo Gabinete.
Además, este Gobierno está integrado preferentemente por mujeres, incluso en los dos ministerios económicos, tanto en Economía como en Hacienda. Nada de paridad, sino una evidente mayoría de damas que han triunfado en sus quehaceres y que han atendido la llamada del líder socialista para conseguir estabilizar el país en un momento delicado. Aun sabiendo, como sostiene el diplomático Carles Casajuana, que en política la estabilidad no existe y que nadie se mantiene con una cuota de poder constante.
Este Gobierno, por tener, incluso dispone de un astronauta, que son tipos que saben mirar el mundo desde la distancia. Toda una lección para la política, donde habitualmente cuesta alejarse de las pequeñas miserias para contemplar la realidad de lejos con toda su grandeza.