La oposición pide al president respeto a la ley y dejar los simbolismos
La persistencia del president Quim Torra en transitar hacia una eventual independencia de Catalunya y aplicar los resultados del 1-O ensombrece la llamada al diálogo en la que insistió ayer desde la tribuna del Parlament. Tal fue el reproche de los grupos de la oposición tras escuchar sus palabras. Las dudas sobre las verdaderas intenciones y prioridades del Govern de Torra arrecian entre los partidos constitucionalistas y los comunes, que lamentan que mientras el president de la Generalitat habla de diálogo y de gobernar para todos, propone crear una asamblea de cargos electos, donde sólo participarían políticos independentistas, o no renuncia a la unilateralidad para construir un Estado catalán.
La más escéptica y beligerante con la oferta de diálogo de Torra fue, como ya es habitual, la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, quien realizó una enmienda a la totalidad del equipo de Govern. “¿Qué va a hacer usted? Volver a la confrontación. Usted ha prometido a los suyos un Estado propio en forma de república, ¿sabe qué va a darles? Un CDR en forma de Govern, dirigido únicamente a los que llevan el lazo amarillo”, espetó .
La jefa de la oposición pidió al president que aparque los simbolismos de parte. Para empezar, le conminó a retirar la pancarta en defensa de los políticos presos y los desplazados al extranjero de la fachada de la Generalitat, rememorando la disputa por el uso de lazos amarillos en el hemiciclo. “¿Quiere hablar con nosotros y con los que representamos a los que no llevan el lazo amarillo? Demuéstrelo y retire de la fachada un símbolo que sólo es para los del lazo”, concluyó.
El presidente del grupo popular, Xavier García Albiol, confesó tener “pocas esperanzas” en el Govern de Torra, al que calificó de títere de Carles Puigdemont.
La respuesta del líder de los socialistas catalanes, Miquel Iceta, y del de los comunes, Xavier Domènech, sin ninguna complicidad con Torra, si dejó abierta la puerta a un nuevo entendimiento. Ahora bien, advirtió Iceta, si Torra quiere diálogo tanto con él como con el nuevo presidente del Gobierno, Pedró Sánchez, debe respetar la ley y la Constitución. “El diálogo exige respeto a la legalidad y a la separación de poderes”, subrayó Iceta, en referencia a las peticiones de libertad para los dirigentes soberanistas encarcelados, una decisión que compete al poder judicial y no al ejecutivo, insistió Iceta. Con todo, el presidente del grupo socialista confió en que se den las condiciones para celebrar un encuentro entre el presidente del Gobierno central y el de la Generalitat cuanto antes mejor.
El cambio de color en el Gobierno central estuvo muy presente ayer en el Parlament. Como Iceta, el líder de los comunes, Xavier Domènech, aprovechó lo ocurrido en el Congreso de los Diputados para pedir que se abra una nueva etapa en la política catalana, centrada en las políticas sociales y en “nuevas mayorías” que “rompan los bloques” en los que está dividida actualmente la acción política, basados en la cuestión nacional y no social.
Por su parte, la CUP atacó con dureza a Torra, como si su apoyo –por pasiva– a la investidura del president nunca hubiera ocurrido. La diputada anticapitalista Natàlia Sànchez acusó a Torra de dirigir un gobierno “autonomista” y “neoliberal” que claudica ante los poderes del Estado.
CONDICIONES PARA EL DIÁLOGO Ciudadanos exige un gesto: que se retire la pancarta a favor de los presos de la Generalitat