Llarena niega que tenga prejuicios en el caso 1-O
El juez rechaza la recusación que presentó Forcadell
El pulso que sostienen el juez del Tribunal Supremo (TS) Pablo Llarena y las defensas de los procesados del caso 1-O a propósito de las garantías con que se instruye o no la causa, y sobre su mayor o menor imparcialidad, conoció ayer nuevos episodios. En primer lugar, el magistrado rechazó de plano la recusación que la expresidenta del Parlament, Carme Forcadell, había presentado contra él, alegando que apreciaba en Llarena un “interés indirecto en el procedimiento y parcialidad en el mismo”.
El juez ha respondido que la recusación resulta “extemporánea” y que la rechaza de plano porque su presentación persigue un “fraude procesal”. En cuanto a lo primero, subraya que las recusaciones deben plantearse en cuanto se tiene conocimiento de un motivo fundado. Y se ha presentado ahora, cuando la instrucción está prácticamente ultimada. Forcadell alegaba, a su vez, que el juez mostró su falta de imparcialidad cuando el pasado 16 de mayo, con ocasión de la declaración de la secretaria judicial que en septiembre del 2017 tuvo que salir de la Conselleria d’Economia por el tejado, para evitar a los concentrados frente al edificio, manifestó que comprendía su deseo de ser testigo protegida porque él mismo, como juez, se sentía observado y tenía que llevar escolta. A esto replica Llarena que él ha actuado 25 años como magistrado en Catalunya y que en caso de tener algún prejuicio como los que se le atribuyen, existiría alguna manifestación o antecedente que lo reflejara. El auto de Llarena llegó ayer, al día siguiente de la demanda civil que se presentó en su contra ante la justicia belga.
Por otra parte, el Constitucional admitió ayer a trámite un recurso de amparo de los exconsellers Rull y Turull contra su permanencia en prisión. Y en el Supremo se suspendió la vista de los recursos de doce de los procesados del caso 1-O, por un error en la tramitación de la impugnación presentada por el expresidente de Òmnium Jordi Cuixart.
El magistrado apela a sus 25 años de labor en Catalunya para rebatir que esté actuando con falta de imparcialidad