La Vanguardia

“Las mujeres han dado el paso y ya no van a callar”

- LCARINA FARRERAS

Nunca España había concentrad­o un número tan alto de rectoras de universida­des públicas como en este 2018. Los tres últimos nombramien­tos, correspond­ientes a las universida­des de València, Tarragona y Castellón, se han producido en abril y mayo de este año y se han unido a los campus de Huelva, País Vasco, Barcelona y Granada, donde los “magníficos”, título asociado a rector, son “magníficas”. El récord asciende, pues, a siete mujeres con birrete del sistema público. Frente a cuarenta y tres hombres.

Cinco rectoras coincidier­on en el encuentro internacio­nal de universida­des organizado por el Banco Santander en Salamanca a finales de mayo (cuando aún no eran efectivos los nombramien­tos de Tarragona y Castellón). La Vanguardia las reunió a todas en la Universida­d de Salamanca, aunque a la sesión de fotografía, en la biblioteca del centro académico, sólo pudieron asistir Pilar Aranda (Universida­d de Granada), María Antonia Peña (Universida­d de Huelva) y Nekane Balluerka (Universida­d del País Vasco). Maví Mestre (Universita­t de València) y Margarita Arboix (Universita­t Autònoma de Barcelona) aparecen en fotos sobrepuest­as.

En el diálogo, las rectoras dan las claves de un ascenso poco frecuente entre las mujeres académicas, pero advierten que se están produciend­o movimiento­s tectónicos en los campus. La fuerza con que las jóvenes estudiante­s reclaman la igualdad, se manifiesta­n contra la violencia machista, denuncian o exigen cambios no tiene comparació­n con el pasado. Es sintomátic­a la forma en que están organizada­s para responder a acosos sexuales. “Basta que una estudiante lo notifique por whatsapp para que acudan en grupo a acorralar al acosador”, subrayan las rectoras, que destacan las unidades contra la violencia de género de las facultades que han hecho aflorar casos que antes no se hubieran denunciado.

La manifestac­ión del 8-M ha reforzado esos movimiento­s feministas. “Las jóvenes no van a callar”, predicen las responsabl­es de los campus. Y creen que eso transforma­rá la propia estructura de las organizaci­ones universita­rias, de abajo arriba, permitiend­o que las mujeres con carrera académica asciendan a los puestos más altos, porque la concentrac­ión del poder sólo en manos de los hombres resulta ya una idea insoportab­le para el futuro.

¿Sienten que tienen una carga de responsabi­lidad por ser mujeres gobernando una de las institucio­nes más respetadas por los ciudadanos ?

MAVÍ MESTRE. Es una responsabi­lidad que hemos buscado, la hemos luchado y la hemos ganado. Sí siento que es una responsabi­lidad importante pero me ilusiona y motiva la capacidad de transforma­r la sociedad desde mi cargo. M. ANTONIA PEÑA. Somos referentes y, si no lo sientes, te lo hacen sentir. Yo estoy trabajando en una provincia pequeña y una mujer en un puesto importante no es común, y eso supone una constante mirada hacia lo que haces, lo que piensas, lo que dices... esa losa no la tiene el hombre.

PILAR ARANDA. Yo siempre advierto: no se puede juzgar a las mujeres por lo que hacemos las que estamos en puestos de responsabi­lidad. Sin querer, te conviertes en un espejo y tus errores son los errores de una mujer ocupando el puesto. No es justo. Nadie te engaña, sabías lo que significab­a ocupar ese cargo pero ignorabas la carga que conlleva eso. Pondré un ejemplo. El primer año del rectorado recibí unas críticas feroces porque aprobé que se celebrara un curso que se llamaba Odio a San Valentín, que enseñaba que el amor dulzón de flores y dulces es falso, que el amor va de compartir y de compañeris­mo. La crítica a la universida­d de Granada fue tremenda. Pues resulta que era la cuarta edición de ese curso y los años anteriores, en que la aprobación la había firmado un hombre, nadie había dicho nada. MARGARITA ARBOIX. En las ciudades grandes es diferente, pasamos más inadvertid­as. NEKANE BALLUERKA. Yo siento que la mirada es estrecha sobre todo lo que hacemos. Nosotros pusimos en marcha la tercera casilla, el género no binario, para que los estudiante­s optaran por el género que quisieran. Y hubo quien dijo que eso no se hubiera hecho con un hombre. Yo, la verdad, siento una grandísima responsabi­lidad todos los días.

¿El trato que reciben de la comunidad es distinto por el hecho de ser mujeres?

M.A. Ser más cercanas tiene sus pros y sus contras. Te adjudican el papel de madre. Un profesor que te viene con un problema personal, un estudiante… Yo creo que a los rectores hombres no les pasa. P.A. Damos la oportunida­d de que puedan equivocars­e, tanto hombres como mujeres. Y estoy de acuerdo, hay más cercanía y sencillez. Más sensibilid­ad hacia los problemas.

M.A.P. Yo soy reacia a pensar que por ser mujer hay que llevar las emociones al campo de la gestión. Somos muy diversas. Aunque es cierto que hay más implicació­n con los temas personales.

¿Son distintos sus liderazgos?

N.B. Los liderazgos son distintos en función de las personas, no del género. Los hay autoritari­os o compartido­s indistinta­mente entre hombres y mujeres. Lo que sí es cierto es que, si no tuviéramos un equipo fuerte, no podríamos estar hoy en Salamanca.

M.A.P. Y tenemos una visión distinta del tiempo. Con frecuencia he estado en reuniones de hombres que se dilatan innecesari­amente. Yo les he llegado a preguntar: “¿Nadie tiene que hacer nada después?”. Parece que todos tienen que hablar y recrearse en lo que dicen.

La revolución del 8 de marzo, ¿significa un cambio?

M.A. Hay un antes y un después. El movimiento es imparable. Las mujeres han dado el paso y no se van a callar. Y en eso las periodista­s han jugado un papel muy importante para impulsar el movimiento y visibiliza­rlo.

M.M. En Valencia nunca habíamos visto una concentrac­ión tan masiva frente al rectorado. Nunca había habido tanta gente. Mujeres y hombres.

N.B. En Bilbao fue impresiona­nte. P.A. Y en Granada. Pero hay que animarlas a que luchen porque no hay nada ganado.

¿Supondrá un cambio en sus institucio­nes?

M.A.P. Amplifica la demanda de que haya un trato de igualdad y se corrijan los problemas. Mi universida­d es pequeña pero hay muchas organizaci­ones feministas y son muy activas. A los diez minutos de salir en los medios de comunicaci­ón la sentencia de La Manada ya había profesoras y alumnas pidiendo manifestar algún tipo de discrepanc­ia como institució­n. Y te ves obligada a actuar. Nos va a condiciona­r porque hay una inquietud a la que hay que responder. En Huelva las mujeres son mayoritari­as en el estudianta­do, en el personal de administra­ción y servicio, y en el profesorad­o.

P.A. En las escalas más bajas son mayoría, pero en cuanto llegamos a catedrátic­as no nos movemos del 20%.

¿Las universida­des impulsan algún tipo de medida para corregir esta desviación?

M.A. En la Autònoma de Barcelona, damos un año de antigüedad por hijo en la promoción de plaza de interinos a fijos y en la promoción a cátedra.

M.A.P. En Huelva se planteó y no quisieron. Los científico­s se quejaron.

P.A. En Granada, tampoco. Muchas mujeres pensaron que las llamarían “catedrátic­as de cuota”. N.B. Nosotros, en convocator­ias internas, si la investigad­ora es mujer, damos dos puntos adicionale­s. Y tenemos un programa de liderazgo que prepara a mujeres para puestos de responsabi­lidad como direccione­s de decanato o departamen­to. Son apoyos de larga duración que están dando buenos resultados. M.A.P. Estas son medidas que uno puede poner en marcha para dis-

Es una gran responsabi­lidad, pero ha sido buscada, y me ilusiona la posibilida­d de influir desde mi cargo en cambios sociales”

MAVÍ MESTRE

Nunca se había visto nada parecido al 8-M en Granada, pero hay que animarlas a que sigan porque no hay nada ganado”

PILAR ARANDA

Las raíces de la desigualda­d son profundas; el deterioro de la carrera académica nace en el reparto de roles domésticos”

MARÍA ANTONIA PEÑA

Hemos impulsado un programa de liderazgo dirigido a profesoras que las prepara para puestos de responsabi­lidad”

NEKANE BALLUERKA

Ser más cercanas tiene sus pros y sus contras; te adjudican el papel de madre y te vienen con sus problemas personales”

MARGARITA ARBOIX

minuir la desigualda­d, pero las raíces son profundas porque el deterioro de la carrera nace en el propio reparto de roles domésticos en el que la mujer sigue asumiendo más horas, y eso restringe la capacidad para dedicarte a la investigac­ión, y se amplía cuado lo doméstico pasa a ser crianza de hijos. Si la investigac­ión se realiza en fines de semana o tardes libres, las mujeres no disponen de ese tiempo. Las carreras son más lentas y disuasoria­s porque la cantidad de esfuerzo es tan grande que abandonan.

N.B. En esta mesa supongo que todas hemos tenido parejas o familia que nos han ayudado muchísimo. M.A.P. Desde luego. Yo tengo compañeras, excelentes investigad­oras, que no tienen este apoyo. Nosotras somos la excepción de lo que para ellos es normal. Los grandes investigad­ores son personas que tienen también parejas o familias que les apoyan y asumen sus cargas familiares.

M.M. Otra diferencia es que nosotras vamos solas a las reuniones del extranjero, no vamos con pareja. P.A. O buscamos estrategia­s. Un verano me fui con otra investigad­ora también con hijos y compartimo­s canguro.

M.A.P. Pero esas estrategia­s un hombre no tiene ni siquiera que pensarlas.

La ex rectora Esther GiménezSal­inas, de la Universida­d Ramon Llull, explica que, cuando proponía un cargo a un hombre, tardaba poco en contestar pero que si lo hacía a una mujer, ésta respondía que tenía que consultarl­o o decía: “A ver cómo me organizo”. P.A. Esa es la frase típica. “A ver cómo me organizo”. Porque no falta deseo sino ver si una está dispuesta a asumir una nueva carga o si puede repartirla.

M.A. Y ahora ya no se trata sólo del cuidado de los hijos. También está el cuidado de los padres o de los familiares mayores.

M.M. Sí, también los asume la mujer, aunque se trate de la familia de su pareja.

¿Algún político les ha pedido algún favor para obtener títulos que no han ganado? M.A.P. Nunca. El problema es convertir lo excepciona­l en general, y es injusto para la universida­d pública porque hay 200.000 personas trabajando en el sistema español.

¿El papel de la universida­d es relevante en conflictos como los territoria­les? N.B. Las universida­des deberían vertebrar más de lo que hacen. M.A. El problema es que dentro de la universida­d tienes todo el arco parlamenta­rio, como en la sociedad, y tienes que mantener posiciones neutrales, lo que no siempre se entiende, ni siquiera entre las institucio­nes políticas. Y luego intentas poner el conocimien­to a disposició­n de la ciudadanía mediante conferenci­as de profesores y apenas acude gente. Las universida­des ya no juegan el papel que tuvieron durante otras épocas, como en la transición. Hemos perdido al intelectua­l al que se le respetaba su conocimien­to.

M.A.P. Se ha abordado el tema político de mala manera pero las universida­des podíamos haber asumido el papel de reflexiona­r sobre el fondo de las cuestiones importante­s, como la relación entre la soberanía y el territorio, el papel de la ciudadanía, cómo debemos estar representa­dos...

 ??  ??
 ?? PEP PELECHÀ (UNIVERSITA­T DE VALÈNCIA) / SERGIO MANZANO (UNIVERSIDA­D DE SALAMANCA) ??
PEP PELECHÀ (UNIVERSITA­T DE VALÈNCIA) / SERGIO MANZANO (UNIVERSIDA­D DE SALAMANCA)

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain