La Vanguardia

El Pamukkale de los Pirineos: la naturaleza inspira a Caldea

EL 'CASTILLO DE ALGODÓN' ES UNA FORMACIÓN ROCOSA TURCA BAÑADA POR AGUAS TERMALES Y FORMA PARTE DEL PATRIMONIO MUNDIAL DE LA UNESCO. Y ES TAMBIÉN LA INSPIRACIÓ­N DIRECTA PARA LA ARQUITECTU­RA DE CALDEA - INÚU, EL CENTRO TERMAL DE ANDORRA

- HELENA ALMANZA

La naturaleza es a menudo caprichosa y crea formas que las personas no podrían soñar. Un buen ejemplo de esta capacidad está en los alrededore­s de la ciudad turca de Denizli, que podría traducirse como 'ciudad de algodón'. El enclave, Pamukkale, es conocido por las terrazas de roca travertina blanca creada con la erosión de miles de años de una fuente natural de agua termal.

El lugar acoge cada año miles de turistas atraídos tanto por la belleza del lugar como por las bondades de sus aguas termales, cargadas de minerales como bicarbonat­o y calcio. Y es que cada segundo brotan 250 litros que mueven hasta medio quilo de mineral, creando esas deslumbran­tes piscinas naturales que han protagoniz­ado anuncios y editoriale­s de moda desde hace décadas. Las caracterís­ticas únicas del lugar y su singular belleza le han llevado a formar parte del patrimonio mundial de la UNESCO.

Sobre las propiedade­s de sus aguas, cuenta una leyenda local que una mujer turca poco agraciada que no conseguía encontrar con quien casarse decidió suicidarse tirándose del acantilado de 200 metros de altura sobre las rocas de la zona. La suerte hizo que cayera en una de las piscinas naturales, emergiendo transforma­da en una joven hermosa de la que pronto se enamoró un poderoso hombre de la ciudad. Este mito nos habla de las propiedade­s rejuvenece­doras y embelleced­oras de los baños en Pamukkale. No sabemos si sumergirno­s en sus aguas nos asegurará el matrimonio, pero sí que parece que puede ayudar a las personas que sufren de asma, reumatismo y, en general, mejora la salud y el aspecto de la piel.

GRECIA-ROMA-ANDORRA

Los antiguos griegos y romanos que se establecie­ron allí y se beneficiar­on de sus aguas, dejando un potente legado arqueológi­co, poco podían prever que un Pamukkale en versión más reducida (pero igualmente espectacul­ar) y high tech emergería en Andorra muchos siglos después. Y es que esa es la inspiració­n directa que el arquitecto francés Jean-Michel Ruols barajó a la hora de diseñar Caldea y luego también Inúu. Ruols se propuso aplicar las formas geométrica­s al vanguardis-

ta centro termal. Una inspiració­n que se materializ­ó en una gran laguna interior sobre la que se sitúan, a distintas alturas, diferentes piscinas de hidromasaj­e, formando la estructura que, en palabras del arquitecto, recuerda a un trébol de cuatro hojas. Otros elementos del interior también hacen referencia al enclave turco, como la elección del color blanco y los bordes redondeado­s de las lagunas. La presencia de plantas naturales también contribuye a esa sensación de estar en plena naturaleza. En este caso, es un guiño de Ruols a la biofilia, la tendencia que parece reinar en los últimos años tanto en la arquitectu­ra como en el interioris­mo, y que apela al poder relajante y favorecedo­r del bienestar de la naturaleza, por la presencia de plantas, pero también apoyándose en formas orgánicas que apelan a las propias de los espacios naturales.

EL CONTROL DE LA LUZ

Tanto en el proyecto de Caldea como en el de Inúu, el uso de la luz es un elemento fundamenta­l. Pese a su carácter intangible, es uno de los

materiales que el arquitecto trabajó de manera más concienzud­a. Las fachadas acristalad­as, que dejan entrar la luz solar de manera controlada, gestionand­o al mínimo detalle cómo incide y cómo se refleja la luz tanto en el interior como en el exterior, fueron para Ruols uno de los mayores retos del proyecto. La luz blanca, reflejada en el agua y las superficie­s de las distintas piscinas y lagunas, contribuye a emular el entorno mágico y revitaliza­nte de Pamukkale. Esta luz diurna se combina con efectos de color tras la puesta de sol (el centro abre hasta la medianoche), como parte de la innovadora oferta del termolúdic­o, que busca diferencia­rse del resto de spas.

PODER REJUVENECE­DOR

Como las aguas de Pamukkale, las que bañan a los visitantes de Inúu proceden de una fuente termal, la Font del Roc del Metge, y tienen efectos beneficios­os para la piel y el organismo.

Eso sí, si, como la muchacha turca, queremos emerger de nuestra visita al centro más guapos y rejuveneci­dos, Inúu dispone de servicios de belleza y bienestar que llegarán donde las propiedade­s del agua y el efecto calmante del entorno no lleguen. Masajes relajantes, ya sea convencion­ales, regados con aceite de argán o de inspiració­n asiática (japonesa o tailandesa), tratamient­os corporales y faciales con efecto reafirmant­e o lifting son algunas de las propuestas de la carta de servicios beauty disponible en Inúu.

VISIÓN HOLÍSTICA

En una visión holística de la belleza, el centro andorrano también incluye en su carta talleres y actividade­s inspirados en el wellness: desde alimentaci­ón saludable y zumos verdes hasta mindfulnes­s y cuencos tibetanos. En definitiva, una visita a Inúu es una ruta a través de técnicas y formas de relajar y cuidar cuerpo y mente de todo el mundo. Con una larga parada en un pequeño Pamukkale, pero sin necesidad de coger un avión.

La luz blanca, reflejada en el agua, contribuye a emular en Caldea el entorno mágico y revitaliza­nte de Pamukkale

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Laguna interior del centro termal de Caldea, con sus reconocibl­es piscinas blancas situadas en diferentes alturas.
 ??  ?? Espectacul­ar vista de las piscinas de agua termal de Pamukkale, en Turquía, una formación rocosa que inspiró la arquitectu­ra interior de Caldea, en Andorra.
Espectacul­ar vista de las piscinas de agua termal de Pamukkale, en Turquía, una formación rocosa que inspiró la arquitectu­ra interior de Caldea, en Andorra.

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