DE CADAQUÉS A ANDORRA

La conversación con Rollán (antes de la inauguración de su exposición en Andorra) tiene lugar recién llegado de Cadaqués, donde, como cada mes de mayo, desde hace más de tres décadas se reúne con otros artistas para pintar paisajes. Aunque no es el motivo favorito de este pintor barcelonés, Rollán disfruta de la compañía de otros creadores y de la conversación mientras pintan en plena naturaleza los paisajes que sedujeron a artistas que van de Dalí a Duchamp. "Empezamos hace años con pintores de mucho nivel y prestigio. Yo era entonces el más joven. Con el tiempo, nos han ido dejando, pero todavía quedamos un par que no queremos perdernos esta cita".

El objetivo no es tanto pintar como "limpiar el espíritu" y descansar un poco del trabajo en el taller con otros ritmos y exigencias para el artista. El contacto con la naturaleza supone también un respiro de la vida en Barcelona, con sus prisas y ajetreos, a los que Rollán también ha sucumbido. "Soy tan impaciente como el resto de conciudadanos y vivir en la ciudad es un follón tremendo. La verdad es que solo tengo paciencia para la pintura, para estudiar y pensar el cuadro antes de empezar y dedicarle todo el tiempo necesario hasta que lo considero acabado. En ese sentido, el estudio es mi refugio".