La Vanguardia

Leones indomables

Camerún, con Roger Milla al frente, aportó aire fresco a un torneo marcado por prórrogas y penaltis

- XAVIER G. LUQUE

Camerún fue la sensación del Mundial de 1990. De entrada se cargaron a la campeona saliente, Argentina, en el partido inaugural. Y eso que acabaron con nueve. Luego superaron a Rumanía y pasaron grupo como primeros. A nombres ya conocidos, como el del portero blanquiazu­l N’Kono, se añadían otros, como el de Omam-Biyik. Y Roger Milla, el incomparab­le Milla. Decían que tenía 38 años. Salía a ratitos y cambiaba los partidos. Dirigía, marcaba goles, dejaba detalles de lujo, como el de la fotografía. Octavos de final, partido contra Colombia. Milla ya había marcado en una jugada excelente, salvando a dos defensas y fusilando a Higuita con un remate durísimo. Luego, con el meta colombiano avanzado, el camerunés le robó el balón de los pies y marcó a puerta vacía. La alegría de Milla era indescript­ible y con él la de todo su equipo, los leones indomables. Cayeron en cuartos de final, ante Inglaterra, pero con la cabeza muy alta. Cuando Milla entró en la segunda parte los camerunese­s perdían 1-0. Provocó un penalti y dio un pase de gol: 1-2. Todo en cuatro minutos. Inglaterra logró igualar, también de penalti... a sólo 8 minutos del final. Y ya en la prórroga llegó el 3-2, en otra pena máxima.

Camerún aportó la nota alegre de un Mundial muy duro, con 16 expulsados (el doble que cuatro años antes) y 168 amarillas. Un Mundial a la italiana, en el que las dos semifinale­s se decidieron por penaltis.

Pero los malos augurios empezaron un año antes, en la fase previa sudamerica­na, con Brasil

y sobre todo Chile jugándose la clasificac­ión. En la segunda parte el meta chileno, Roberto Rojas, apareció desvanecid­o en el área y a su lado una bengala. Tenía un corte en la cara. El partido se suspendió y los incidentes podían costar muy caros a los brasileños hasta que apareció una filmación donde se apreciaba que todo había sido una simulación. La bengala cayó lejos del portero y la herida se la había provocado él mismo, con una cuchilla que llevaba oculta. Rojas fue sancionado a perpetuida­d y Chile quedó expulsado del Mundial y también del siguiente. Por increíble que parezca, la historia aún tuvo una repercusió­n más: una chica de 24 años, Rosenery Mello, fue identifica­da como la lanzadora de la bengala. En Brasil saltó a la fama, era conocida como la fogueteira do Maracaná. Iba de televisión en televisión y acabó posando desnuda en la edición brasileña de Playboy.

Pero el Mundial, la fase final, aún ofrecería nuevos escándalos. En el apartado estrictame­nte deportivo, el torneo se lo llevó Alemania, en una final contra Argentina que resolvió Brehme, de penalti digamos que riguroso y en el 87. El selecciona­dor alemán era Franz Beckenbaue­r, que se convertía así en el primer

campeón doble: como futbolista y como entrenador. Varias seleccione­s llevaban un técnico exmundiali­sta: Jack Charlton (Irlanda), Bobby Robson (Inglaterra), Olle Nordin (Suecia) y también España, con Luisito Suárez. El equipo español no pasó de octavos, eliminado por Yugoslavia... en la prórroga. Hubo 8 partidos de 120 minutos entre octavos, cuartos y semifinale­s y en algunos casos provocaron situacione­s insólitas. Explicó el meta argentino Goycoechea: “En cuartos, contra Yugoslavia, llegamos a los penaltis y no pudimos ir antes al vestuario. Yo había bebido mucho y no podía más, tenía que orinar. Le pedí a un compañero que me tapara y lo hice sobre el césped. En semifinale­s, con Italia, repetimos la jugada”.

La victoria alemana llegó después de superar a Inglaterra por penaltis en la semifinal y dio pie a una famosa sentencia de Gary Lineker: “El fútbol es muy simple, son 22 hombres tras un balón y al final siempre ganan los alemanes”.

Fue también un Mundial en estado de alerta por los hooligans. De entrada se convirtió a Inglaterra en cabeza de serie de la fase final para garantizar que jugaría sus partidos en Cagliari. Aislados, los ultras parecían más controlabl­es. Luego fueron saltando de sede: octavos en Bolonia, cuartos en Nápoles, semifinale­s en Turín. Más allá de borrachera­s, no hubo incidentes graves. Todo llegará.

El otro gran escándalo, destapado y confirmado años más tarde, fue en el Argentina-Brasil de octavos, en Turín. Era sabido que Bilardo era capaz de todo, pero esta vez se superó a sí mismo: los argentinos colocaron sedantes en algunos botellines de agua. Se distinguía­n por el color del tapón, pero los rivales no lo sabían. Y un brasileño, Branco, bebió agua contaminad­a. Jugó desorienta­do el resto del partido, que acabó 1-0 para Argentina. Sin prórroga, por cierto. Con el tiempo algunos protagonis­tas explicaron la jugada. Maradona: “Branco se la tomó toda... luego tiraba los tiros libres y se caía”. Y aún más: en un programa de televisión fue el mismo Pelé quien le preguntó a Maradona si todo aquello sucedió en realidad: “Bueno, algo hubo... yo no fui...” Maradona no se atrevió a negarlo.

PRÓXIMO CAPÍTULO: 1994 EE.UU. Usted no sabe quién soy yo

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BOB THOMAS / GETTY Genial. Roger Milla tenía 38 años cuando se convirtió en el animador del Mundial italiano
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Luis Suárez y su ayudante Chus Pereda no tuvieron suerte en el Mundial
Camisetas Mensajes de amenaza de los ‘hooligans’, confinados en Cagliari
‘Un’estate italiana’
La canción del torneo fue récord de ventas en Italia
GETTY España Luis Suárez y su ayudante Chus Pereda no tuvieron suerte en el Mundial Camisetas Mensajes de amenaza de los ‘hooligans’, confinados en Cagliari ‘Un’estate italiana’ La canción del torneo fue récord de ventas en Italia
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