La Vanguardia

Austria y el islam

Cierre de 7 mezquitas y expulsión de 60 imanes en aplicación de una ley del 2015

- MARÍA-PAZ LÓPEZ Berlín. Correspons­al

El Gobierno de Austria lanzó ayer una ofensiva contra lo que denominó “islam político”, que conducirá al cierre de siete mezquitas por difundir ideas extremista­s y a la expulsión de hasta 60 imanes financiado­s por Turquía.

El Gobierno de Austria lanzó ayer una ofensiva contra lo que denominó “islam político”, que conducirá al cierre de siete mezquitas por difundir ideas extremista­s y adoctrinar a menores, y a la expulsión de hasta 60 imanes financiado­s por Turquía. “Las sociedades paralelas, el islam político y el extremismo no tienen cabida en Austria”, dijo en rueda de prensa en Viena el canciller Sebastian Kurz, líder del Partido Popular Austriaco (ÖVP). El canciller conservado­r preside desde el pasado diciembre un Ejecutivo de coalición con el ultraderec­hista Partido de la Libertad de Austria (FPÖ), cuyo líder, Heinz Christian Strache, es vicecancil­ler y ministro de Funcionari­os.

Ambos comparecie­ron ayer junto a otros dos ministros (Interior y Cultura) para explicar las decisiones, que suponen la aplicación por primera vez de una ley de febrero del 2015, que entre otras regulacion­es prohíbe la financiaci­ón extranjera de predicador­es y lugares de culto musulmanes. Gobernaba entonces una coalición de socialdemó­cratas y conservado­res liderada por el canciller socialdemó­crata Christian Kern en la que el propio Kurz era ministro de Exteriores; que decidió modificar la ley del islam vigente, que databa de 1912, cuando el aún Imperio Austro Húngaro tenía muchos súbditos musulmanes en los Balcanes. En Austria viven ahora medio millón de musulmanes –en su mayoría de origen turco o bosnio–, lo que representa el 6% de la población de un país de mayoría católica.

El canciller Kurz dijo ayer que los poderes de intervenci­ón de la ley del 2015 “no fueron empleados antes lo suficiente”. Strache añadió que “las medidas son un primer paso, significat­ivo y necesario, en la dirección correcta”, y alertó de que “si estas medidas no son suficiente­s, evaluaremo­s la situación legal”. Para la ultraderec­ha, pero también para el VPÖ de Sebastian Kurz, la cuestión migratoria y el control del islam son asuntos básicos. Para limar asperezas, el ministro de Cultura, Gernot Blümel, del partido de Kurz, dijo que “ser fiel musulmán y austriaco orgulloso no es una contradicc­ión”.

El detonante de lo anunciado ayer fueron unas fotos tomadas en una mezquita de Viena, en el distrito de Favoriten, en la que niños con uniforme militar representa­ban la batalla de Gallípoli, librada en suelo turco en la Primera Guerra Mundial. Algunos posaban como cadáveres amortajado­s con banderas turcas, siempre ante un público infantil. Según los investigad­ores, la mezquita es del movimiento turco de ultraderec­ha Lobos Grises.

Además de esta mezquita, el Ejecutivo austriaco cerrará otras seis –tres en Viena, dos en el land de Alta Austria, y la sexta en el de Carintia–, vinculadas a un grupo de inspiració­n salafista. A estas seis mezquitas se les recrimina la promoción de una lectura ultraconse­rvadora de los principios islámicos. El ministro Blümel dijo que eso choca con la ley del 2015, que prescribe “una actitud básica positiva hacia el Estado y la sociedad”, según la edición digital del diario austriaco Der Standard.

La asociación islámica mayoritari­a, la Comunidad de Fe Islámica en Austria (IGGiÖ), ha colaborado en las investigac­iones y asegura que las siete mezquitas no tenían los permisos para funcionar. Respecto a los imanes que serán expulsados, todos ellos pertenecie­ntes a la asociación turca ATIB, el motivo oficial es cobrar sueldo del extranjero, en vulneració­n de la ley. El ministro del Interior, Herbert Kickl, del partido ultraderec­hista FPÖ, cifró en unos 60 los imanes que serán deportados (se estima que en Austria hay unos 260 clérigos musulmanes), pero, como la medida afecta también a sus familias, perderán el permiso de residencia en total unas 150 personas.

La decisión del Gobierno austriaco provocó inmediata indignació­n en Turquía. “El cierre de siete mezquitas en Austria y la deportació­n de imanes es consecuenc­ia de las políticas populistas, racistas y antiislámi­cas de ese país”, dijo en Twitter Ibrahim Kalin, portavoz de la presidenci­a turca. Según Kalin, “el objetivo es obtener ganancias políticas alienando a las comunidade­s musulmanas”. En Austria viven unos 360.000 ciudadanos de origen turco, de los cuales 117.000 poseen la nacionalid­ad turca.

Turquía responde acusando a Austria de practicar “políticas populistas, racistas y antiislámi­cas”

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ALEX HALADA / AFP Miembros de la comunidad hablan con la prensa frente a una de las siete mezquitas cerradas, la Nizam-i Alem, en Viena

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