La Vanguardia

Vuelve la pinza

- Fernando Ónega

Cielos, la pinza! Hacía años que no aparecía en la política española. La última vez que fue vista la formaban el Partido Popular por la derecha y el Partido Comunista o Izquierda Unida por la izquierda para atenazar al Partido Socialista. Nunca fue una operación programada, pero funcionaba. Ahora tampoco es fruto de un acuerdo previo, pero empezó a funcionar: el mismo PP y Unidos Podemos se distinguen por su presión sobre Pedro Sánchez, con argumentos distintos, pero con la misma intención de deteriorar a su Gobierno. El PP pretende la demolición sobre la base de la falta de legitimida­d de las urnas y de un supuesto entreguism­o a los independen­tistas. Unidos Podemos juega a tener influencia, incluso entrar en el Gabinete, o convertir el mandato de Sánchez en un calvario. No parecen estar coordinado­s, pero el objetivo es el mismo: asfixiar al presidente. Y todo ello, sin esperar a los clásicos cien días. “Que nos den por lo menos una semana”, suplicaba ayer la ministra portavoz.

Así comienza la era Sánchez, que ha conseguido asustar a sus rivales. El recibimien­to a su Gabinete ha sido tan favorable en los medios, que levantó las alarmas de esos competidor­es y, ¡quién lo iba a decir!, coinciden en sus mensajes: se trata de un equipo de figurines que va a utilizar el Gobierno con fines electorale­s; se trata de un Ejecutivo débil que es imposible que gobierne con sólo 84 escaños. Y Pablo Iglesias teme algo más: teme que el PSOE inicie desde el poder y con las ventajas del poder “una larguísima campaña electoral”.

No desprecien el diagnóstic­o. Si Sánchez se limita a gestionar lo diario, será un presidente anodino, por no decir de pura transición. Por eso su mago de guardia, Iván Redondo, se lanza a pronostica­r que “Sánchez va a sorprender”, y añade este cronista que ya se encargará Redondo de que sorprenda. Quien ha llegado así a la Moncloa no lo hace para estar unos meses y poner su cargo en el currículum. Lo hace para demostrar que sus “peores resultados de la historia” han sido un accidente. Su ambición es ganar las elecciones y las convocará cuando las encuestas le digan que lo puede hacer; es desmentir que tiene poca calidad de gobernante, y es demostrar que es más capaz que Mariano Rajoy de afrontar los problemas del país.

De momento hace cosas razonables. La primera, encontrar la palabra para su mandato: “Normalizac­ión”. Igual que Suárez tuvo la reforma política, González el cambio, Aznar la segunda transición, Zapatero la reforma social, y Rajoy, la recuperaci­ón, Sánchez se propone normalizar España, que no es mala receta para un país de sobresalto­s permanente­s. La segunda, establecer las prioridade­s, y la principal es Catalunya, que la ministra portavoz elevó a la categoría de primer problema nacional. Y la tercera, las aspiracion­es clásicas del socialismo: igualdad y justicia social. En el fondo, Pablo Iglesias no quiere sólo derribarle para ocupar su puesto en la izquierda; lo que quiere es participar de los beneficios electorale­s que una política socialment­e activa pueda reportar. Si no lo consigue, Sánchez gobernará atrapado en la pinza.

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EMILIA GUTIÉRREZ El presidente Pedro Sánchez
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