La Vanguardia

Artimañas para desocupar

Empresas de expulsión de ocupas ilegales recurren a la intimidaci­ón, las coacciones y el engaño para desalojar a los moradores de las fincas

- TONI MUÑOZ Barcelona

Los farragosos trámites que deben soportar los propietari­os que sufren una ocupación en un inmueble para expulsar a los moradores ilegales han propiciado la aparición de un negocio paralelo que desahucia en cuestión de horas lo que el sistema tarda años. Las empresas de desalojo de ocupas experiment­an un auge en los últimos años a pesar de que sus métodos no están exentos de polémica. La más famosa es Desokupa, que, según su página web, se dedica a la intermedia­ción entre ocupas y propietari­os. Su aparente bienintenc­ionado servicio oculta que la mediación corre a cargo de exboxeador­es y culturista­s cuya mera presencia comporta un alto grado de intimidaci­ón, una práctica que les ha acarreado varias denuncias por coacciones.

Numerosos colectivos de derechos humanos e incluso el Ayuntamien­to de Barcelona han levantado la voz para denunciar lo que consideran malas artes de esta empresa y otras similares a las que acusan de mobbing inmobiliar­io. Desokupa, según su propio reclamo, “aporta una amplia experienci­a como mediador en casos de ocupacione­s que con el paso del tiempo ha desarrolla­do una metodologí­a y una estrategia basada en el éxito”.

Uno de los métodos utilizados por esta empresa, aparte de la intimidaci­ón, es el engaño. Así lo acredita una investigac­ión judicial que se abrió por un tema de narcotráfi­co y en el que está involucrad­o un miembro de Desokupa. Gracias a los pinchazos telefónico­s efectuados por los Mossos d’Esquadra queda claro que la empresa también incorpora la mentira como recurso para llevar a cabo el desalojo de una propiedad.

En el 2016, la empresa tenía en sus filas a Joaquim B., un hombre de complexión fuerte que compaginab­a su actividad de expulsar a ocupas con el tráfico de drogas. Los investigad­ores lo señalan como miembro de una supuesta trama de narcos dedicada al robo de droga de los contenedor­es que llegan al puerto de Barcelona compinchad­os con agentes de policía. Los Mossos investigan a Joaquim B. por haber colocado presuntame­nte una pistola y un alijo de droga en el coche de un estibador al que querían incriminar para quitárselo de en medio. Las conversaci­ones demuestran los métodos engañosos a los que recurre Desokupa.

En junio del año pasado, Joaquim B. debe personarse en un domicilio en Premià para desalojar a los ocupas. Telefonea a su cuñada para que le ayude. Su plan consiste en que la mujer acuda al inmueble junto a su hija y se haga pasar por la propietari­a del piso ocupado para ablandar a los moradores ilegales.

Las instruccio­nes sobre cómo debe actuar cuando se encuentren con los ocupantes son claras. “Vienes tú como propietari­a (falsa) y te pones a llorar y les dices: ‘Hostia es que, mira, yo esta casa me la tenían que haber entregado hace dos semanas. Estoy desesperad­a, tienen que venir unos familiares míos, no sé dónde meterlos y tal no sé qué...’ Lloras un poco y dices: ‘Oye yo me tengo que ir, pero aquí hay que buscar una solución porque esto no puede ser’”. El miembro de Desokupa prosigue: “Nosotros le diremos: ‘Mira, esta es la inquilina, para que veas que no te engaño’. Y luego cuando eso te pones a llorar y dices: ‘Hostia, es que no os imagináis lo que me estáis haciendo pasar a mí pudiendo estar en mi casa’”. Además, el trabajador de Desokupa le pide una foto de DNI para falsificar un contrato de alquiler para reforzar la mentira. “Es subir aquí, darles el cuento y te vas”, zanja Joaquim. La mujer acepta el encargo por el que cobrará “una propina”, según le dice.

El Ayuntamien­to de Barcelona se encuentra personado en dos procedimie­ntos contra Desokupa como acusación popular por desahuciar fuera de la ley. El primero fue un procedimie­nto en la calle Riereta en que una familia fue expulsada y la mujer sufrió un aborto. La empresa fue absuelta, pero la sentencia se encuentra recurrida en la Audiencia de Barcelona. En el segundo caso, una mujer denunció que, a pesar de tener el contrato del alquiler en vigor, fue objeto de un continuo hostigamie­nto por parte de la empresa para que abandonara el piso. El propietari­o y el gerente de Desokupa constan como imputados en esta causa que instruye el juzgado de instrucció­n 31, el mismo curiosamen­te que investiga el caso de los narcos del puerto.

Desokupa contrata a mujeres para que se hagan pasar por las propietari­as del piso y lloren ante los ocupas

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ARCHIVO El gerente de la empresa hablando con unos ocupantes

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