La retórica de la naturalidad
Asistir al preestreno de un documental en el mismo teatro donde culminan las últimas escenas de la película y en presencia de la mayoría de personas que salen en ella, es lo más parecido a entrar en una sala de espejos con una cámara. Este efecto espejo es el que vivimos en el Gran Teatre del Liceu el miércoles durante el preestreno de Petitet, la última peli (documental) de Carles Bosch, hasta el punto que la repleta platea del Liceu estalló en aplausos justo cuando la pantalla mostraba la ovación que aquella misma platea (con muchos de aquellos mismos espectadores) había dedicado al concierto de rumba sinfónica que cumplía el sueño del Petitet el 17 de octubre. Todo eso sucedía sólo dos días después de que Catalunya Ràdio estrenase la serie radiofónica de no ficción que versiona Tor, tretze cases i tres morts, un reportaje televisivo sobre los asesinatos de una población en el Pirineo que Carles Porta transformó en novela de no ficción. El libro, publicado siempre en colecciones de narrativa, consiguió seducir a muchos lectores en diversas lenguas. Ambos Carles provienen del gran reporterismo minutista de TV3 (30 minuts, Sense ficció, 60 minuts). Carles Bosch, que empezó en el Interviú, destaca en la pantalla aumentada que va de la tele a las salas de proyección. El camino de la multipremiada Balseros (2002), nominada a los Oscars, también había empezado, ocho años antes, en un reportaje televisivo. Antes de llegar al apoteosis rumbero de este miércoles, volvió a emocionar al espectador con Bicicleta, cullera, poma (2010), que narra con gran sensibilidad la batalla del presidente Pasqual Maragall contra el mariscal Alzheimer. Carles Porta también fue reportero treintaminutista y artífice de experimentos televisivos como Efecte mirall, que prefiguraba la generación selfie. Aunque sigue produciendo audiovisuales, su trayectoria destaca sobre todo en la letra impresa, con el éxito editorial de Tor como ariete. Sus investigaciones sobre Fago (Fago, si et diuen que el teu germà és un assassí) le reportaron el premio Huertas Clavería, y con el libro sobre el caso del pederasta detenido en Castelldans en 2013 ganó el premio Godó (Le llamaban padre).
La nueva película de Bosch nace de un trabajo del colectivo SomAtents, creado en el Raval en el 2012, que detectó a todo un personaje como el Petitet (hijo de un palmero de Peret) en uno de sus proyectos de periodismo narrativo de kilómetro cero. El ojo clínico de Carles Bosch, acompañado por David Vidal de SomAtents en el guion, transforma lo que podría ser un mero retrato en una aventura con todos los ingredientes de una epopeya: promesa a la madre, dificultades materiales, enfermedad, peligro de muerte y éxito final. La película va de artistas y todos ellos actúan. Son actores que se representan a ellos mismos, como en la mayoría del cine de Albert Serra. El efecto espejo llega al cine y los proyectos periodísticos son McGuffins que intervienen en la realidad para poderla mostrar.
Los proyectos periodísticos son Mc Guffins que intervienen en la realidad para poderla mostrar