La Vanguardia

Exhibición de fiabilidad

Rafa Nadal se clasifica para la final sin dar opciones al argentino Del Potro

- EUSEBIO VAL París. Correspons­al

Rafa Nadal fue ayer una máquina de jugar al tenis bien engrasada y fiable. Apenas cometió errores en su pista talismán. Su rival en semifinale­s, el argentino Juan Martín del Potro, no tuvo opciones. Resistió el primer set pero se desmoronó después. El campeón español intentará mañana conquistar su undécimo título en Roland Garros ante el austríaco Dominic Thiem, ganador de la otra semifinal contra el italiano Marco Cecchinato.

El balear desplegó un juego muy sólido, equilibrad­o y eficaz. Hasta utilizó, con éxito, su sistema antimisile­s para contrarres­tar el arma más letal de su rival, un saque prodigioso que superó a menudo los 200 kilómetros por hora en el primer intento y hasta los 190 en el segundo. Contra este Nadal, en su territorio parisino, hay poco que hacer. Ni la bomba atómica. Si tiene un bajón, se recupera con rapidez. En cuanto toma ventaja, la consolida. Si el contrario flaquea, es inclemente. Lo remata.

Delante estaba un gigante de casi dos metros, un coloso de muñecas frágiles –cuyas lesiones casi lo apartan del tenis–, un hombre tranquilo, de los pocos que no gritan a cada golpe de raqueta en la pista. Del Potro, sexto en el ranking mundial, es un tenista muy particular. Deambula con gran parsimonia, como si estuviera desganado. Luego lanza unos latigazos increíbles. Su envergadur­a, sus largos brazos, le permiten esa fuerza, ese efecto palanca. Sus saques y sus drives son de los más potentes del circuito. Y también cuenta, en su arsenal, con una curiosa derecha muy larga y con efecto, como un pase de cuchara sobre el plato de sopa, o como si la raqueta fuera un cuchillo cortando una paletilla de jamón. Pero ayer esas cualidades no le resultaron suficiente­s. Estuvo demasiado lento, demasiado estático, cuando Nadal le obligaba a correr y le colocaba bolas al límite. Simplement­e no llegaba.

“¿Hay alguien que pueda ganar a Nadal aquí en Roland Garros o debemos esperar a que se retire?”, le preguntaro­n a Del Potro. “Quizás”, contestó el argentino, con mirada irónica. Para él, ayer, Nadal “fue el mejor de principio a fin”.

El primer set del partido fue el más igualado. Del Potro puso en valor sus mejores golpes. Pero Nadal resistió hasta su emboscada final. Con 5-4 a su favor, logró el break y ganó la manga por 6-4. El pulso psicológic­o se desequilib­raba a su favor. El segundo set y el tercero tuvieron poca historia. La superiorid­ad del mallorquín se acrecentó. Le entraban todas las pelotas, por más arriesgada­s que fueran. Del Potro, por el contrario, encadenaba errores. La segunda manga terminó con un contundent­e 6-1 para Nadal. En el tercer set hubo un atisbo de recuperaci­ón del argentino, un espejismo, tal vez para salvar el honor y que no fuera una paliza humillante. Terminó 6-2.

Desde la misma pista, Nadal insistió, con humildad, en que para vencer de nuevo la final debe “mejorar todavía un poco más”. Luego, en rueda de prensa, hizo hincapié en que aún mantiene “la más alta pasión” por el tenis y la motivación para mejorar. No quiere que las victorias en Roland Garros sean una rutina. Él las sigue valorando igual, una a una, porque nada está decidido de antemano y exige cada vez un gran esfuerzo. Hay en Nadal reflexione­s que delatan una cierta inquietud ante un final de carrera que ahora ya no ve tan remoto. “Los años pasan rápido –dijo–. No habrá diez oportunida­des más para jugar aquí”.

En la otra semifinal, el austríaco Dominic Thiem batalló mucho para superar al italiano Marco Cecchinato, la revelación del torneo. El primer set lo ganó Thiem por un ajustado 7-5. La segunda manga fue aún más reñida y se llegó al tiebreak. Fue entonces cuando el jugador palermitan­o pudo haber encarrilad­o a su favor el match. Quizás los nervios le traicionar­on. Desperdici­ó varias pelotas de set y el austríaco aprovechó su ocasión. El partido ya no fue el mismo. El tercer set fue un paseo para Thiem. Liquidó la manga con un 6-1.

El austríaco lanzó después un aviso a Nadal. “Él es el favorito contra quien sea”, reconoció, si bien agregó, entre misterioso y desafiante: “Pero sé cómo jugar contra él. Tengo un plan”.

CONTROL Y SUPERIORID­AD Nadal usó con éxito hasta su sistema antimisile­s ante los saques a más de 200 kilómetros por hora

EL FUTURO RIVAL, DESAFIANTE Thiem admite que el español es el favorito, pero avisa: “Sé cómo jugarle, tengo un plan”

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CHRISTOPHE ENA / AP Rafa Nadal se prepara para sacar ante Juan Martín del Potro, ayer en París
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