Telefónica reclama que el 5G se acompase con la tecnología
La operadora prevé que el despliegue comercial arranque en el 2020
El presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, incidió ayer en la necesidad de que las subastas del espectro para desplegar las redes de 5G se acompasen con la tecnología y la disponibilidad de terminales que puedan usar dichas redes.
Según explicó Pallete en la junta de accionistas del 2018 celebrada ayer en Madrid, “el despliegue comercial del 5G empezará a partir del 2020”. En su opinión, “esta tecnología todavía se encuentra en fase de desarrollo”. El directivo recordó que “la próxima subasta de las frecuencias en la banda de los 3,6-3,8 GHz, prevista para julio, permitirá acelerar la implementación de esta tecnología”.
En este sentido, Álvarez-Pallete recordó que el sector aún tiene “muy presente” lo que ocurrió con las licencias UMTS para el desarrollo del 3G y es “una situación que no debería repetirse”. El presidente de Telefónica remarcó que, por ahora, el foco está en seguir evolucionando en la red 4G, “que todavía tiene muchísimo que dar”, y, en paralelo, preparar el camino para liderar el 5G. La compañía esta llevando a cabo pruebas piloto en Segovia y Talavera de la Reina (Toledo), casos de uso en entorno reales, y participa en un acuerdo para que Barcelona se convierta en un laboratorio del 5G.
En su intervención, el número uno de Telefónica se explayó en describir la actual situación de la compañía, pese a que las acciones del grupo no remontan. “Por primera vez en la historia de Telefónica, la voz ya representa menos de la mitad de nuestros ingresos”. Sin embargo, “los datos, la conectividad de última generación y los servicios de valor añadido crecen de forma imparable y representan ya más de la mitad de los ingresos de la compañía”, aseguró. Telefónica cuenta con más de 350 millones de clientes, repartidos en 17 países, con más de 1,5 millón de kilómetros de fibra desplegada, una cobertura 4G superior al 70% y con el 60% de los procesos de la compañía digitalizados.
En su discurso, ha hecho hincapié en que en los últimos cinco años, Telefónica ha llevado a cabo “un importante esfuerzo inversor con 45.000 millones a un ritmo del 16-17% de los ingresos anuales”.
A su juicio, en ese afán por reinventarse, “la conectividad de datos ha sido uno de nuestros principales desafíos “. A lo que añadió: “Telefónica es hoy, más que nunca, una compañía tecnológica”. Puso sobre la mesa algunos ejemplos significativos de la última revolución en el mundo de los negocios: “La mayor compañía de transporte del mundo no tiene un sólo vehículo. La mayor distribuidora de contenidos del mundo no genera un solo contenido. Y la mayor compañía de alojamientos turísticos no posee una sola habitación. Además, el mayor distribuidor minorista del mundo no tiene inventario, ni almacén”. Y continuó: “En el año 2000, cuatro de las cinco compañías más grandes del mundo eran industriales. En la actualidad, las cinco mayores son Apple, Amazon, Microsoft, Google y Facebook”.
Las acciones de Telefónica cerraron ayer a 7,58 euros , muy lejos de cuando tocó máximos en el 2007 y llegaron a situarse en 22 euros. Preguntado por este tema por los minoritarios, Álvarez- Pallete culpabilizó al “impacto negativo de la regulación que sigue drenando el crecimiento en el sector de las telecomunicaciones”. También mencionó la fluctuación de las divisas de los países en los que opera y la evolución bursátil del sector, que ha sido “el que peor se ha comportado a nivel mundial en los mercados de valores durante los dos últimos años”.
La junta aprobó un plan de incentivos para directivos para los próximos cinco años, que podrá alcanzar los 250 millones de euros. También se dio luz verde al pago de un dividendo de 0,40 euros por acción para el 2018. El primer desembolso de 0,20 euros en efectivo por acción se realizará el día 15 de junio de este año y el segundo el 20 de diciembre del presente ejercicio. En cuanto a las instituciones españolas, Álvarez-Pallete mostró “su plena confianza”.
El directivo considera que la actual regulación sectorial castiga a las compañías en la bolsa