Michael Kenna expone en Valid Foto sus paisajes en blanco y negro
El autor angloamericano ha hallado la belleza en la representación de la naturaleza
La galería Valid Foto BCN expone una amplia selección de fotografías de Michael Kenna bajo un título bilingüe de significado onírico: Oneiros (Dream). Creo que este autor angloamericano posee cinco cualidades imprescindibles para lograr la excelencia en su género predilecto, que es el paisaje, casi siempre natural. La primera es una actitud próxima a un entusiasmo o a una pasión a la vez descubridora y expresiva, que es propia del arte fotográfico: una doble aventura simultánea en los territorios de la realidad geográfica entendida como paisaje y en el campo del encuadre y de los medios fotográficos.
La segunda tiene un carácter casi musical. Es aquella posibilidad de expresarse mediante los ritmos y la composición, dos nociones que en la fotografía –y por otra parte también en el cine y en otras artes– son o debieran ser tan fundamentales como en la música. En la fotografía, los ritmos y la composición se manifiestan mediante formas y tonos en el espacio y en las coordenadas del encuadre. En la música se expresan en el tiempo. Y en el cine se realiza una síntesis espaciotemporal.
La tercera cualidad es la paciencia para saber esperar los momentos, los climas y las luces que permiten representar con plenitud todas las posibilidades del tema o lugar escogido. La cuarta cualidad decisiva es el acierto en el empleo de los medios técnicos, que se manifiesta en la elección material y tonal (blanco y negro, gelatina de plata) y en la velocidad: la larga exposición. La mayor duración es un equivalente técnico de una contemplación personal también larga y permite lograr imágenes donde fijeza y quietud se completan con indicios de transformación y movimiento. La larga exposición otorga a los paisajes diurnos una calidad que ya lograron por este método los dos grandes clásicos húngaros André Kertész y Brassaï en sus paisajes nocturnos.
Finalmente, su visión es específicamente fotográfica, es decir, basada sobre todo en la luz en relación con la oscuridad y con los grados intermedios entre ambos extremos. Su mirada concede especial atención a la luz natural, que es una luz solar, y a sus relaciones con los otros elementos: aire, agua y tierra.
Michael Kenna (Widnes, Lancashire, Inglaterra, 1953) reside en EE.UU. desde el año 1977 –actualmente, en Seattle– y ha realizado su trabajo en distintos países y continentes. Ha buscado y encontrado la belleza principalmente en la representación fotográfica de la naturaleza. La presencia de la arquitectura y de otros elementos culturales es menos frecuente en su obra y, en cualquier caso, en la visión de Kenna el sentido de los ritmos de un cultivo de algas equivale al de las formas de unas ramas.
Algunas de las mejores fotografías de esta selección las tomó en Japón, por ejemplo la sutil y casi vacía composición, el estudio de formas equivalentes Philosopher’s tree, Study 3, 2009 (ramas y nubes en expansión) o la imagen de tiempo y quietud Torii, Study 2, 2007. En China, Kenna encontró las atmósferas luminosas de Huangshan mountains, Study 44, China, 2010, los arrozales en la niebla de Yuangyang, Study 1, 2013 y la música de líneas de Seaweed farms, Study 5 .Yen Europa, la rareza de una nube rectangular en White cloud, Ault, France, 2009 y la extrañeza magrittiana de una ventana nocturna en una calle diurna, pero en la sombra (Shadows, Minesbridge, Yorkshire, England, 1986).
Hay bastantes fotografías donde el ritmo y la composición vienen dados por la reunión en una imagen de un mismo tema con variaciones. Es el caso de la espléndida Seven trees, Misumi, Kyushu, Japan, 2002 ,y también de Twenty fences, Eighteen hedges, Sixteen posts y Thirteen beach umbrellas.
Ritmo y composición vienen dados por la reunión en una imagen de un mismo tema con variaciones
Valid Foto BCN. Buenaventura Muñoz, 6. Hasta 31/VII