La Vanguardia

Una toma de rehenes alarma en París pero se resuelve sin sangre

- EUSEBIO VAL París. Correspons­al

Una toma de rehenes causó ayer alarma en el corazón de París, durante cuatro horas, pero se resolvió con un asalto de la policía, que detuvo al secuestrad­or y liberó, sanas y salvas, a las dos personas que retenía. Los motivos de la acción eran anoche aún confusos. El autor fue identifica­do como un marroquí de 26 años, pequeño delincuent­e, que no figuraba en el fichero nacional de extremista­s islámicos potencialm­ente peligrosos.

Los hechos tuvieron lugar en el distrito X, al sur de Montmartre, en una zona con muchas oficinas y comercios. El secuestrad­or, que se hacía llamar Chris, entró en una agencia de publicidad y forcejeó con una persona, que logró huir ligerament­e herida por los golpes. Luego se atrincheró allí y dijo ir provisto de una bomba. En realidad se trataba de una garrafa de gasolina. Sus reivindica­ciones fueron incoherent­es, lo que llevó a pensar que se trataba de un desequilib­rado. Mencionó el islam, los ataques del 11-S y un terrorista que cometió un atentado hace unos años en Toulouse, pero también un caso de delincuenc­ia común y otro de violencia policial contra un inmigrante en un suburbio de París. Se habló de que quería entrevista­rse con el embajador de Irán.

La policía montó un gran operativo, acordonó la zona y llegaron unidades especiales, con todo tipo de armamento y equipos antiterror­istas, así como varios coches de bomberos. Los vecinos y quienes trabajaban en el área próxima no podían salir a la calle. Poco antes de las ocho de la tarde se dio la orden de asalto. Antes, un robot penetró en el edificio para esparcir agua y evitar que el secuestrad­or provocara un incendio. De hecho, uno de los rehenes iba mojado de gasolina, según informó la emisora BFM. El secuestrad­or fue reducido. Tanto el ministro del Interior, Gérard Collomb, como la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, se felicitaro­n por la profesiona­lidad policial.

Francia vive, desde enero del 2015 (ataque al semanario Charlie Hebdo), bajo permanente amenaza terrorista. El último ataque en París fue hace casi un mes, en el distrito de la Ópera, cuando un checheno atacó con cuchillo a varias personas, un sábado por la noche. Un hombre murió. Y también el terrorista, abatido por la policía.

La presencia de agentes armados o soldados en estaciones de tren, mercados u otros lugares sensibles es casi amedrentad­ora. El último despliegue espectacul­ar tuvo lugar durante el reciente torneo de tenis de Roland Garros, dos semanas de un blindaje total en el suburbio del sur de París donde se celebraba el evento deportivo.

El secuestrad­or, un marroquí de 26 años que no estaba fichado, hizo confusas reivindica­ciones

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