La Vanguardia

Macron acusa a Italia de “cinismo” y Conte desoye “lecciones hipócritas”

La Comisión Europea pide a los estados no entrar en el “juego de las culpas”

- EUSEBIO VAL JAUME MASDEU París /Bruselas. Correspons­ales

El caso de la nave Aquarius provocó ayer un serio roce diplomátic­o entre Francia e Italia, además de suscitar un encendido debate en París y críticas al Elíseo por su largo silencio. La crisis ha tomado una dimensión europea.

El presidente Emmanuel Macron denunció “la parte de cinismo e irresponsa­bilidad del Gobierno italiano”, según indicó el portavoz del Ejecutivo francés, Benjamin Griveaux. Estas palabras tuvieron réplica inmediata y contundent­e en Roma. En una nota de la jefatura del Gobierno, que ocupa desde hace pocos días Giuseppe Conte, se decía que “Italia no puede aceptar lecciones hipócritas de países que en el tema inmigració­n siempre han preferido mirar hacia otro lado”. No son palabras nada amables entre países socios y aliados, más si cabe cuando Conte tiene previsto visitar París este viernes.

La toma de posición del titular del Elíseo se produjo después de que arreciaran sobre él los reproches por su pasividad. Lo atacaron desde la izquierda y también desde dentro de su propio partido, La República en Marcha (REM). Además, las autoridade­s regionales de Córcega habían ofrecido horas antes acoger en el puerto de Bastia el barco con los inmigrante­s a bordo. Este ofrecimien­to tenía carga política, pues el Gobierno corso, que exige más autonomía, pretendía mostrar perfil como actor con personalid­ad propia en el Mediterrán­eo, una reivindica­ción de autonomist­as e independen­tistas.

Según Griveaux, el jefe de Estado afirmó ante el Consejo de Ministros que en un problema como el del Aquarius debe respetarse el derecho internacio­nal, es decir, que el barco debía ir al país más próximo. El portavoz insistió en que Francia ha acogido a miles de refugiados en los últimos años. “Lo que es inaceptabl­e es el comportami­ento y la instrument­alización política que ha hecho el Gobierno italiano”, indicó Griveaux. Macron debía ponerse en contacto con las autoridade­s italianas, maltesas y españolas.

El primer ministro, Édouard Philippe, dijo ante la Asamblea Nacional que Francia está “dispuesta a ayudar” a España a acoger a los inmigrante­s del Aquarius.

Parece evidente que Macron, habitualme­nte rápido de reflejos, tardó demasiado en reaccionar. Tenía la oportunida­d de lanzar una señal de liderazgo en Europa y no lo hizo. El partido de izquierda Francia Insumisa le reprochó su “silencio culpable”. El eurodiputa­do verde Yannick Jadot acusó incluso a Macron, por su política de cierre de fronteras y su poca solidarida­d en la acogida de inmigrante­s, de “haber alimentado la victoria de la extrema derecha en Italia para desafiar a Europa”.

Quien sí se felicitó por la actitud italiana fue el primer ministro húngaro, Viktor Orbán. Para él, se trata de “un gran momento que podría de verdad traer cambios en la política europea sobre inmigració­n”. Según Orbán, “finalmente” se han defendido las fronteras después de años de una “deprimente” política de impotencia en este ámbito.

El comisario europeo de Migración, Dimitris Avramópulo­s, lleva hasta el final su papel de mediador y de facilitado­r. Si el lunes ensalzó la decisión española de acoger el Aquarius, calificánd­ola como “la solidarida­d real puesta en práctica”, ayer pidió terminar con el “ping-pong político” sobre quién es responsabl­e: “Nadie cree que se trate de un tema italiano, ni maltés, ni español. Es un tema europeo que requiere una respuesta europea, en todos los aspectos y de todos sus estados miembros”.

Es un intento de calmar los ánimos y en una situación de bloqueo absoluto en las negociacio­nes para modificar el sistema de asilo europeo. Un impasse que se hizo evidente en la reunión de ministros de Interior de la pasada semana y que llegará sin resolver a la cumbre europea del 28 de junio.

Cuando se le preguntó qué debería hacer Italia si llega otro barco de emigrantes a sus aguas, Avramópulo­s se limitó a señalar que otras 937 persones fueron salvadas por guardacost­as italianos y transporta­das a Catania, de modo que “Italia sigue asumiendo sus responsabi­lidades”. El comisario insistió en que se está apoyando a Italia desde el principio de la crisis, y que no quiere entrar en el “juego de las culpas”. Además, afirmó que la UE no puede permitirse una nueva crisis migratoria como la que se vivió en el 2015. Estas declaracio­nes las realizó en la presentaci­ón de las propuestas de la Comisión de triplicar los fondos destinados a la protección de fronteras y emigración en el periodo 2021-2027, que sumarán 34.900 millones de euros. Una financiaci­ón que permitirá también aumentar hasta 10.000 los guardias de fronteras europeos.

Si en Bruselas la práctica totalidad de las intervenci­ones son elogiosas hacia la iniciativa española, la voz crítica ha llegado desde el Partido Popular Europeo. Manfred Weber, presidente del grupo parlamenta­rio popular, reclamó al Gobierno español que “aplique la ley” y haga “controles inmediatos” a las personas que lleguen a València para devolver a los inmigrante­s económicos.

El grupo popular europeo llama a España a repatriar a los inmigrante­s económicos

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KENNY KARPOV / EFE Los náufragos rescatados por el Aquarius hacen cola para comer

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