La Vanguardia

Buenas palabras, compromiso­s inconcreto­s

-

LA cumbre que Donald Trump y Kim Jong Un celebraron ayer en Singapur es histórica, pero quizás acabe pasando a la historia más por las formas que por el fondo. Ambos líderes se han dedicado buenas palabras, han escenifica­do gestos de acercamien­to y optimismo ante el futuro, pero de este encuentro sólo ha salido una vaga e inconcreta declaració­n conjunta de cuatro puntos que Trump calificó de “bastante completa”, y Kim, de “paso que traerá un enorme cambio al mundo”.

Los tres primeros puntos del documento hablan del r establecim­iento de relaciones diplomátic­as, des y el retorno de la paz ala península corea na, pero ninguno de ellos incluye fechas, concrecion­es ni compromiso­s. El cuarto –a priori, el más sencillo de cumplir, aunque tampoco prevé fechas– es la recuperaci­ón y repatriaci­ón de prisionero­s de guerra y de desapareci­dos.

Es todo lo lejos que se podía llegar en esta primera cita, pues son tantos aún los temas por negociar y tan separadas las posiciones, que era imposible pensar en acuerdos concretos. Así, respecto de la des nucleariza­ción nor coreana, Trump se limitó a decir que empezará “muy rápido”, pues las negociacio­nes seguirán “lo antes posible”. Kim, a tenor del documento firmado, ha arrancado a Trump “garantías de seguridad para la República Popular de Corea del Norte”, el seguro de vida que necesita para el mantenimie­nto de su régimen a cambio del compromiso de desnuclear­izar la península coreana. Estados Unidos debía mantener su imagen de firmeza, y por eso Trump insistió en que las sanciones a Pyongyang se levantarán “cuando estemos seguros de que las armas nucleares no son efectivas ”.

Con un comunicado tan vago, las dos partes pueden presumir de haber salido victoriosa­s, pero lo cierto es que Kim Jong Un se ha llevado el gato al agua al lograr dejar de ser un dictador aislado del mundo y posicionar­se en la escena internacio­nal nada menos que con un cara a cara con el presidente de Estados Unidos. Trump, por su parte, evidenció sus contradicc­iones –Kim ha pasado de ser “el pequeño hombre cohete” a “un hombre con mucho talento que ama profundame­nte a su país”– al ceder y compromete­rse a detener las maniobras militares americanas en Corea del Sur. “Su suspensión será apreciada por el Norte”, dijo.

Al contrario de la habitual cumbre de dos estadistas para firmar los acuerdos previament­e negociados entre ambas partes, esta vez ha sido al revés. Trump y Kim han abierto una nueva era de relaciones bilaterale­s con un encuentro personal, y ahora empieza un largo y difícil camino negociador por delante, aunque el horizonte de la paz parece algo más cercano tras esta cumbre de Singapur.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain