El vector eterno
La categoría humana es inversamente proporcional a la ostentación que se hace de ella, y Isaacson tiene mucha. Es de una humildad que llega a incomodar a su interlocutor cuando reduce su deslumbrante trayectoria en Harvard, Oxford, la dirección de Time, la presidencia de la CNN y sus biografías de genios millonarias en lectores a la casualidad de haber estado allí y haber intentado hacerlo lo mejor posible. En su biografía de Kissinger, lúcida reflexión sobre el poder, ya se intuye que no hay mayor placer que el de crear, el único que complace a Isaacson, que ha mandado mucho, y que la única perfección posible está en buscarla. Nadie es eterno ni perfecto, pero lo que nos hace humanos –y un poco genios– es aspirar a serlo.