La Vanguardia

Los implicados en movilidad reclaman más coordinaci­ón

Asociacion­es de vecinos, comerciant­es y empresas del sector piden un foro estable y efectivo para consensuar medidas

- DAVID GUERRERO

Un vecino del Poblenou estaba cenando en su terraza con la familia hace casi dos años cuando vio operarios trabajando. No le constaba que fueran a hacer obras en su calle, pero de la noche a la mañana se encontró con la supermanza­na implantada. Ese ejemplo que cuenta Jordi Campins, representa­nte de la Plataforma d’Afectats per la Superilla del Poblenou, contrasta con la experienci­a de Vicenç Gasca en el mercado de Sant Antoni. Explica que los técnicos municipale­s han estado discutiend­o durante 20 meses con los vecinos y comerciant­es sobre cómo tenía que ser la peatonaliz­ación del entorno del punto neurálgico del barrio. “La opción menos ambiciosa para ellos era para nosotros inaceptabl­e –recuerda Gasca–, pero acabamos poniéndono­s de acuerdo”.

La razón por la que Campins echa pestes del Ayuntamien­to y Gasca está encantado es una palabra mágica en política: la coordinaci­ón. Mientras en el Poblenou se mantiene el enfrentami­ento abierto de manera descarnada entre vecinos, en Sant Antoni las primeras semanas con el nuevo modelo de “supercruce más que supermanza­na”, puntualiza Gasca, las opiniones favorables son mayoría.

El contraste entre ambos casos se hizo visible ayer en un desayuno organizado por la asociación de comerciant­es Barcelona Oberta y La Vanguardia en el hotel Cotton House para debatir sobre la movilidad en Barcelona. “Falta diálogo, no nos consultan nada y luego nos encontramo­s cambios fruto de la improvisac­ión”, denunció el presidente de la asociación de comerciant­es y vecinos del Turó Park, Bartolomé Criado. “La solución siempre es hablar”, resumió el vicepresid­ente de Barcelona Oberta, Javier Cottet.

Además de los comerciant­es y los vecinos, la necesidad de coordinaci­ón y diálogo fue reclamada por agentes bien diversos. La solución más aplaudida la planteó el que fuerece ra teniente de alcalde de Movilidad cuando Pasqual Maragall era alcalde. El ingeniero Joan Torres instó al gobierno de Ada Colau a hacer del pacto por la movilidad del Ayuntamien­to de Barcelona un órgano de participac­ión y decisión mucho más potente y efectivo. “Ahora pa- que esté muerto, hay que revisarlo, incorporar nuevos criterios y actualizar la correlació­n de protagonis­tas”, reclamó Torres.

Ese consenso y trabajo conjunto no creen que deban ser únicamente en los cambios urbanístic­os y de movilidad, también entre las administra­ciones y agentes implicados en el día a día. El consejero delegado de Moventia, Miquel Martí, puso sobre la mesa la necesidad de que “todos los operadores estén conectados de manera inteligent­e para facilitar la toma de decisión al pasajero”. La opinión fue compartida por los nuevos actores del sector. “En la ciudad hay necesidade­s diferentes en función del momento del día y la época del año”, remarcó Mar Pallas, de Scoot, la última empresa de alquiler de motos eléctricas por minutos que ha aterrizado en la capital catalana. Torrot-Muving ha multiplica­do por cuatro el número de clientes en lo que va de año, y Oriol Marimon, de la pionera eCooltra, puso de relieve la baja siniestral­idad del servicio. En ese sentido se alineó con el fundador de Catalunya Camina, Ole Thorson, planteando la posibilida­d de extender la zona 30 a muchas más calles. “Quizás no toda la ciudad deben ser supermanza­nas, pero tampoco podemos tener travesías como la Gran Via y la calle Aragó”, apuntó Thorson.

La reducción del coche en los espacios más densos es un aspecto que genera reticencia­s, pero todos los presentes coincidier­on en que tarde o temprano acabará pasando. “El coche desaparece­rá del centro, las motos seguirán, pero no podrán aparcar en la puerta y gratis, eso cambiará”, dijó el presidente del RACC, Josep Mateu. Para seguir avanzando en el futuro, el consejero delegado de la empresa de aparcamien­tos Saba, Josep Martínez, reclamó facilidade­s en la instalació­n de puntos de carga para el coche eléctrico. Lo mismo que Arnau Vilardell, de la cooperativ­a Som Mobilitat, que ya ponen en práctica a pequeña escala el coche compartido. Según Juan Galiardo, de Uber, “con un 10% de coches compartido­s se movería a la misma gente que ahora en particular­es”. Hasta que llegue ese día, los presentes instaron al Ayuntamien­to a pensar en el plan de movilidad urbana con mentalidad metropolit­ana.

UN ÓRGANO CON POSIBILIDA­DES “Hay que revisar el pacto por la Movilidad con nuevos criterios y protagonis­tas”

UNA REALIDAD IMPARABLE Los expertos coinciden en que el coche cada vez estará más limitado en el centro de la ciudad

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ANA JIMÉNEZ Una quincena de participan­tes debatieron sobre movilidad en el hotel Cotton House invitados por Barcelona Oberta

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