Merkel y Macron pactan proponer un presupuesto común para la eurozona
Alemania y Francia quieren reforzar el fondo de rescate para atajar nuevas crisis
El eje franco-alemán pactó ayer al fin su propuesta de reforma de la eurozona, un programa por el que el presidente de Francia, Emmanuel Macron, llevaba meses suspirando, a la espera de que la canciller de Alemania, Angela Merkel, pudiera o quisiera concretar qué aspectos estaba dispuesta a asumir.
Reunidos ambos ayer con varios ministros de los dos países en el palacio de Meseberg, a las afueras de Berlín, acordaron proponer a los socios un presupuesto común para el euro y un refuerzo del actual fondo europeo de rescate, que presentarán en la próxima cumbre de la Unión Europea de los días 28 y 29.
“Estamos trabajando para asegurar que el presupuesto del euro sea utilizado para fortalecer las inversiones, también con el objetivo de fortalecer la convergencia dentro de la eurozona”, dijo Angela Merkel ayer tarde en una rueda de prensa conjunta. Emmanuel Macron señaló que dicho presupuesto comenzará a existir en el año 2021, pero ni el visitante ni la anfitriona mencionaron de qué cantidad estaría dotado. En ocasiones anteriores, él siempre había hablado de varias decenas de miles de millones; ella se mostraba cauta sobre los montantes.
“Queda mucho trabajo por hacer, aún hay que profundizar en los detalles y hablar con los demás estacasi dos miembros, para tener un plan hacia finales de este año, y que el presupuesto esté operativo en el 2021”, sostuvo Macron, que se mostró expansivo y lenguaraz, visiblemente satisfecho, a pesar de que lo acordado es una versión rebajada de la demanda inicial de París, que quería además un ministro de Finanzas de la eurozona.
Con todo, Merkel ha cedido lo suyo, teniendo en cuenta que Alemania ve con aversión cualquier iniciativa que pueda conducir, a su juicio, a una mutualización de la deuda de países que considera derrochadores o poco proclives a las reformas y a la disciplina fiscal. Pero ahora defenderá junto al presidente francés la implantación de un presupuesto común para el bloque, que será “paralelo” al marco financiero plurianual de la UE, en busca de una mayor convergencia entre países que guardan aún notables diferencias en sus economías.
La democristiana Merkel, acuciada por la disputa migratoria en el seno de su coalición de gobierno –ha obtenido de sus socios socialcristianos bávaros un margen de dos semanas para lograr una solución europea al cierre parcial de fronteras que ellos desean–, concedió al fin a Macron una parte de sus deseos sobre el euro. De hecho, ella admitió en la rueda de prensa que este tema había sido el más duro en las conversaciones del día en Meseberg, que vinieron precedidas por una admonición del ministro francés de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, sobre el “estado de descomposición” de Europa ante asuntos como la inmigración o los riesgos financieros, ante los que se precisa una solución europea y algunos países miembros optan por cerrarse en sí mismos.
Merkel, Macron y sus ministros respectivos se pusieron también de acuerdo en ampliar el actual fondo de rescate –denominado oficialmente Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), encargado de asistir a países fuertemente endeudados– para convertirlo en una versión europea del FMI. Era esta una idea del antiguo ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, y solía bautizarse como Fondo Monetario Europeo (FME), pero el nombre ha perdido fuelle. “Veremos cómo acaba llamándose el niño”, ironizó la canciller. Este mecanismo acudiría en ayuda de países que sufran “choques sistémicos” –así dijo Macron–, pero seguiría siendo con condiciones, es decir, toda ayuda financiera implicaría contrapartidas en forma de ajustes fiscales y reformas estructurales.
Debilitada ahora mismo por la tensión con sus socios bávaros a propósito de la cuestión migratoria, Angela Merkel se declaró optimista sobre el apoyo tanto de su Gobierno de gran coalición de conservadores y socialdemócratas como del Bundestag (cámara baja del Parlamento) a la reforma de la eurozona. “Tenemos un borrador para una nueva eurozona, y eso es realmente una buena cosa”, zanjó ante los periodistas. Y se felicitó por haber alcanzado lo que bautizó como declaración de Meseberg para la posteridad.
Ambos mandatarios insistieron en que esperan al respecto la opinión de los socios, y recalcaron que aspiran a una Europa “más soberana” –expresión que Macron empleó varias veces– y “más eficiente” – palabra de Merkel–, no sólo para la cuestión financiera, sino también para la migratoria.
TRAS LARGOS MESES Merkel, acuciada en el frente migratorio, ha cedido algo a Macron a cambio de respaldo EL HORIZONTE TEMPORAL El presupuesto del euro estaría operativo en el 2021, pero nadie mencionó su dotación