La falta de políticas de familia explica la caída de la natalidad a niveles de 1999
La bajada de nacimientos está ligada a la difícil emancipación de los jóvenes
España se queda sin niños. No es una predicción agorera. Es la realidad que dibujan los números. El año pasado nacieron 18.653 bebés menos que en el 2016. Y se ha bajado la cifra de los 400.000 al año, situándose en los niveles de 1999. Desde el 2008, cuando nacieron 519.779 bebés (lo que supuso el máximo en 30 años), el número de nacimientos se ha reducido la friolera de un 24,6%. Por el contrario, el número de personas que traspasan los 65 años no cesa de crecer, alcanzando ya los casi nueve millones de personas, lo que explica en gran parte el aumento de la mortalidad en el 2017 (un 3,2% más que el año anterior). Con estos dos datos, se consolida lo que ya acaeció en el 2016, que el saldo vegetativo es negativo al registrar 31.245 defunciones más que nacimientos, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (Movimiento natural de la población. Indicadores demográficos básicos 2017). Otro dato: la cifra de mayores supera ya a la de menores de 16 años. Y sigue aumentado...
El panorama no es en absoluto halagüeño, especialmente por la inactividad de los diferentes gobiernos que han dirigido España en las últimas dos décadas. Precisamente el tiempo que llevan los expertos advirtiendo de la falta de iniciativa política ante un problema diagnosticado. Pero el problema se ha hecho más grande con la crisis económica y la salida de inmigrantes, que durante años impidieron que los índices de natalidad se hundieran.
Los datos que ayer hizo públicos el INE ponen sobre la mesa el grave problema de natalidad que tiene España. ¿Por qué no hay más niños? Las estadísticas dan una explicación, que el número de mujeres de entre 15 y 49 años se ha reducido hasta 10,57 millones en el 2017. “Se mantiene así la tendencia a la baja iniciada en el 2009 y que se debe a que ese rango de edades está formado por generaciones menos numerosas nacidas durante la crisis de natalidad de los 80 y primera mitad de los 90”, explica el INE.
Otra explicación es que las mujeres tienen los hijos más tarde, a los 32,1, dos años más que hace sólo una década. Esto se debe en gran medida a los numerosos problemas que tienen los jóvenes para emanciparse. Si no salen de sus casas hasta pasados los 30 años al no contar con un trabajo que les dé seguridad, los proyectos vitales, como crear una familia, se demoran. Y cuanto más tarde se tiene el primer hijo, más complicado es tener un segundo. En este momento, según el INE, el número de hijos por mujer en edad fértil ha caído a 1,31. La política del hijo solo (o no tenerlo) se ha impuesto.
Hay más explicaciones, señalan los expertos, como la crisis económica, que obligó a muchos inmiPero
grantes a regresar a sus países de origen (la mayoría de la inmigración española es por causa económica), y a los españoles, a postergar la decisión de traer a un hijo al mundo en un momento que el trabajo estaba en peligro (quien lo conservó) y con la reducción salarial vivida desde entonces.
este panorama puede cambiar, aunque sea a medio plazo, insisten los expertos. Las claves ya hace mucho tiempo que se pusieron encima de la mesa, pero poco ha hecho la clase política para resolverlo. La Comisión Especial de Estudio sobre la Evolución Demográfica, creada hace un año y medio en el Senado, prosigue sus trabajos en busca de fórmulas para reducir el descenso de bebés.
Los expertos creen necesarias más ayudas económicas a las familias, pero también medidas que faciliten la conciliación (más plazas infantiles). Porque tener un hijo en este momento en España se ha convertido en una carrera de obstáculos ante la falta de servicios a la infancia, los horarios infernales y los bajos salarios. Y, por supuesto, apuntan a los jóvenes, los grandes olvidados de los políticos. Golpeados duramente por el paro o los trabajos precarios, poco pueden hacer para salir de la casa familiar. Las ayudas a la emancipación pueden ser una solución. Al menos, en Holanda funciona.
El número de bebés ha descendido un 25% en 10 años, y la edad de la maternidad ya supera los 32 años