La Rusia de Cheryshev avanza y hunde a Salah
No era el monstruo tan fiero como lo pintaban. Mohamed Salah iba a ser el principal obstáculo para que los anfitriones pasasen la fase de grupos. Pero el crack del Liverpool mantuvo un papel discreto durante un partido decisivo. El once de Cherchésov empezó el partido a tope, tomando la iniciativa y creando alguna oportunidad por parte de Ingashévich, Golovín o Cheryshev quienes, sin embargo, inquietaron poco la meta de El Shenawy.
Bajó el pistón Rusia por momentos y entonces se vio la calidad de Salah, quien en cada intervención creaba más peligro que las del equipo ruso en el otro lado. Pero Rusia había basado su estrategia en presionar al máximo en el centro del campo e incluso en los dominios egipcios. Ese plan impidió que Egipto jugase con total libertad al ataque y, al mismo tiempo, cortó las alas de Salah. Además, lograba profundidad en sus líneas, con Dzyuba solo en punta.
No marcó enseguida el ariete local, pero sí tuvo que ver en el primer tanto de Rusia. En un forcejeo en el área con Ahmed Fathi, el capitán de la selección egipcia metió el balón en su propia portería a los dos minutos de la reanudación.
Quedaba casi toda la segunda parte, pero los de Salah no se recuperaron, porque los rusos no tuvieron compasión. Denís Cheryshev, centrocampista del Villarreal, completó en el segundo gol un pase de la muerte del ruso-brasileño Mário Fernandes. Y a los pocos minutos Dzyuba vio compensada su persistencia marcando el tercero desde el centro del área.
Rusia, la anfitriona, se convirtió así ayer en la primera clasificada para octavos –salvo extraña carambola–, algo que no lograba en 32 años. Egipto sería la primera que queda fuera. El penalti que marcó Salah ya fue anecdótico, el gol del honor.