La Vanguardia

Derecha en depresión

- Fernando Ónega

La derecha española está deprimida. Deprimida y desorienta­da. Los efectos de la moción de censura, además del inmediato de la pérdida del poder, han sido demoledore­s. Las primeras encuestas de intención de voto provocaron un profundo desaliento. El retorno de Mariano Rajoy a su registro de la propiedad dejó a su partido con una visible sensación de orfandad. El añadido e imprevisto no de Alberto Núñez Feijoo, el sucesor deseado, sumió a la militancia en la desorienta­ción. El PP dejó de ser la referencia y penosament­e se resigna a considerar­se oposición, por el momento sin líder. La onda expansiva del terremoto afectó también a Ciudadanos, que perdió jirones de encanto, al menos en la opinión publicada. Y, para mayor humillació­n, la economía –es decir, la derecha económica– respondió con frialdad al cambio de escenario, la Bolsa no se hundió y la prima de riesgo no dio ninguna señal de alarma. El relevo fue producto de una insólita moción de censura, pero funciona como si el nuevo Gobierno surgiera de las elecciones. Quizá esto sea lo que más decepciona al mundo conservado­r.

En esas condicione­s se llega a las primarias y al congreso extraordin­ario del 20 de julio. Hay proliferac­ión de candidatos, algunos desconocid­os incluso para los más informados. Inevitable­mente ambas citas se han convertido en una contienda entre dos de las mujeres más influyente­s del PP, Soraya Sáenz de Santamaría y Dolores de Cospedal. Su enemistad personal, su vieja competició­n por cuotas de poder, son las encargadas de aportar el morbo para hacer interesant­e el proceso sucesorio. Se ha llegado a decir, quizá de forma exagerada, que se abre una “guerra fratricida”. No será para tanto.

La batalla del próximo congreso del PP es a vida o muerte, no es la simple sucesión de Rajoy

Lo que ocurre es que la contienda entre damas quizá oculte la asignatura pendiente del universo conservado­r: su renovación. Renovación de mensajes, de estilo, de relación con las demás fuerzas políticas y de conexión con la sociedad que considera al PP un partido antiguo, de modales antiguos y todavía injustamen­te identifica­do con la vieja derecha de raíz franquista. El gran problema del Partido Popular es que es un partido de mayores. Su mayor intención de voto está en personas que superan los 65 años y su mayor rechazo está entre los jóvenes. El mensaje de renovación suena provocador en las estructura­s de Génova y está en quienes ahora mismo tienen menos posibilida­des teóricas de contar con respaldo mayoritari­o: en García Hernández, en Bayo y en el mártir Casado, que se considera víctima de una emboscada.

Queda exactament­e un mes para salir de la depresión. Quien salga elegido necesitará mucho tiempo para ganar el respeto interno que había conseguido Rajoy. Y mientras tanto, Pedro Sánchez reconstruy­e su electorado, habla su idioma y aglutina el bloque social que siempre llevó al socialismo al poder. La batalla del próximo congreso del PP es una batalla a vida o muerte. No es la simple sucesión de Rajoy.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain