Sánchez demanda “realismo” a sus aliados y “lealtad” a un PP de uñas
Batet defiende que buscar consensos con Catalunya “no es venderse al enemigo”
Pedro Sánchez afirmó ayer que la moción de censura que tumbó a Mariano Rajoy y precipitó su llegada a la Moncloa, no hace ni tres semanas, “supuso un cambio de época en la política española”. Y en la primera sesión de control a la que se sometió en el Congreso –como la víspera hizo en el Senado–, el presidente del Gobierno pudo tomar la temperatura de sus adversarios, entre los que PP y Ciudadanos rivalizarán por torpedearle. Pero también le pudo tomar el pulso a los aliados con los que ahora pretende poder gobernar hasta el 2020.
El portavoz del PP, Rafael Hernando, reclamó a Sánchez en primer lugar que aclare “cuál es el precio que está dispuesto a pagar” a los “populistas” de Pablo Iglesias, a “los independentistas que han dado un golpe de Estado contra la Constitución y la monarquía”, también al PNV y hasta a “los amigos de la vieja ETA”, en referencia a Bildu, para sostener a su “gobierno provisional”. Pero Sánchez le respondió que sus únicos “compromisos” son “con la regeneración democrática, la reconstrucción de los derechos y libertades y la reconstrucción de la cohesión territorial dañada durante los años de gobierno del PP”.
Hernando le siguió atacando por el mismo flanco, y echó en cara a Sánchez que “ya ha empezado a pagar” a los independentistas, por querer “modificar” la Constitución y “tergiversar” las sentencias del Tribunal Constitucional (TC), ya que el Gobierno propone recuperar como leyes orgánicas los 14 artículos del Estatut anulados. Y por hacer la vista gorda con la reactivación de las “embajadas” de la Generalitat, con “la máquina de propaganda que es TV3” o con una nueva política penitenciaria para los líderes independentistas presos. Sánchez, como hizo el día anterior, reclamó al PP “lealtad”. Si no con su Gobierno, sí al menos con el Estado. Pero Hernando le replicó que sólo serán leales “con España, la Constitución y el Rey”. Y el líder del PSOE le rogó que “no hagan oposición a costa de debilitar aún más la convivencia”.
Tomó la palabra a continuación el líder de Podemos, Pablo Iglesias, que celebró escuchar al PP ya en la oposición y lanzó un requiebro a Sánchez: “Podemos hacer cosas históricas si trabajamos juntos, señor presidente”. Sánchez le agradeció “el tono y la predisposición”. Y la bancada del PP se mofó de esta aparente luna de miel entre Sánchez e Iglesias haciendo ruidos de besos.
Tras su primera cita en la Moncloa la semana pasada, Iglesias reclamó permisos de paternidad y maternidad iguales e intransferibles, y Sánchez recogió el guante. “Este Gobierno va a a gobernar con el Parlamento y no contra el Parlamento”, reiteró Sánchez.
Pero acto seguido, el portavoz de Compromís, Joan Baldoví, se quejó amargamente del “jarro de agua fría” que Sánchez vertió la víspera ante las urgencias autonómicas, y singularmente valencianas, por un nuevo sistema de financiación. “¡No puede hacer un Montoro! ¡No le votamos para que hiciera lo mismo que el PP!”, le reprochó Baldoví a Sánchez, al recordar que el ministro de Hacienda del PP se pasó años excusándose con que “no tenemos tiempo y no tenemos dinero”, para renovar un modelo que tachó de “injusto, caduco y abusivo”.
Sánchez, en una respuesta a Baldoví extensible a todos los aliados en la censura contra Rajoy, advirtió que “hay que ser ambiciosos, pero también realistas”. Dirigentes del PSOE admiten que es mejor “anunciar lo que no se puede hacer” antes que “prometer la Luna”. Sánchez, en todo caso, se volvió a comprometer a “mejorar” en el corto plazo la financiación, “en especial de las comunidades que están infrafinanciadas”. Y ya “en el medio plazo, cambiar a fondo el modelo de financiación”. “La revisión a fondo sólo se podrá hacer en la próxima legislatura”, volvió a reconocer Sánchez.
La sesión concluyó con dos interpelaciones urgentes, de ERC y del PP, a la ministra de Política Territorial, Meritxell Batet, sobre Catalunya y la propuesta del Gobierno de recuperar los artículos del Estatut anulados por el TC. El portavoz de ERC, Joan Tardà, se mostró esperanzado con el cambio de Ejecutivo. “Es posible que estemos ante una gran oportunidad”, confió. Pero insistió en que “España no tiene derecho a retener a Catalunya en contra de la mayoría de sus ciudadanos, porque si no estaríamos hablando del derecho de conquista”.
“¡No le votamos para que hiciera lo mismo que el PP!”, reprocha Baldoví (Compromís) al jefe del Ejecutivo
Tardà reclamó además al nuevo Gobierno no delimitar, a priori, líneas rojas: “Sólo puede haber diálogo si se puede hablar de todo”. Batet reclamó a ERC “reciprocidad” para abrir un proceso de diálogo, en el que aseguró que este partido será “una pieza fundamental”, porque “el conflicto no lo va a resolver a solas el Gobierno de España”.
Pero, a renglón seguido, la exministra Dolors Montserrat insistió en exigir explicaciones: “¿Qué han pactado con el independentismo?”. Y advirtió al Ejecutivo del PSOE que no intente “volver al pacto del Tinell y al cordón sanitario” contra el PP. Batet criticó que insistan en esgrimir “miedos ficticios, peligros inexistentes o pactos ocultos que saben que no existen”. “¡Están otra vez claudicando ante el independentismo!”, le echó en cara Montserrat. Pero Batet quiso neutralizar el “discurso catastrofista” del PP: “Dialogar no es ceder, consensuar no es venderse al enemigo”.