El concierto de Sabina
Estuve en el Wizink Center de Madrid el 16 de junio. Me desplacé desde mi ciudad, Barcelona, para asistir al concierto. Además de las entradas, tuve el coste del hotel y de los billetes del AVE, y no voy a reclamar el importe de las entradas porque no hay nada que reclamar.
No es cuantificable económicamente lo que Joaquín Sabina me ha aportado desde que a mis 16 años me regalaron Física y química. Tiene un valor astronómico, sí, pero no es un valor económico. Cuando por alguna causa sufro de emociones extremas, sólo puedo escuchar a Sabina, y esto desde hace más de veinte años.
Lo que pasó en el Wizink el sábado pasado no tiene importancia alguna. He crecido, en todos los sentidos, con Joaquín Sabina, y me siento absolutamente privilegiada de poder acompañarle, aunque él no lo sepa, en sus momentos menos buenos. Antes es la persona que el artista.
Así que volvería a Madrid 19 días y 500 noches a compartir con él no sólo noches de gloria, sino también alguna que otra afonía sobrevenida.
M. JOVÉ DE SANTISTEBAN
Barcelona