La mujer del sospechoso de Susqueda ahora le da coartada
La esposa de Jordi Magentí regresa de Colombia para declarar que al día siguiente del crimen él no se separó de ella en el pantano
La defensa de Jordi Magentí, único encarcelado por los asesinatos de Paula Mas y Marc Hernández en el pantano de Susqueda, movió ayer su principal ficha. La mujer del sospechoso, Nancy Londoño, declaró en el juzgado para defender a su marido y ayudarle en la construcción de una coartada sobre lo que pasó en el embalse al día siguiente del crimen. La mujer, recién llegada de Colombia, donde vive actualmente, describió a su marido, al que conoció en las redes sociales y con el que se casó en el 2013, como un hombre normal, con el que nunca había sentido miedo ni temores.
Lo que contó Nancy Londoño en el juzgado no tiene nada que ver con lo que ella explicó a los policías de la Unidad Central de Desaparecidos de los Mossos, cuando hablaron con ella por videoconferencia. La mujer se marchó a Colombia al día siguiente de que fueran descubiertos los cuerpos de Marc y Paula. En el sumario, hay varias personas interrogadas que aseguran que el billete de ida lo compró Magentí sin consultarle y de un día para otro. Sin embargo, la esposa aseguró ayer que el viaje estaba planificado porque el matrimonio había decidido instalarse de nuevo en Colombia, donde ya vivieron unos meses.
Tampoco coincidió lo que tanto ella como el propio Magentí narraron a los Mossos sobre lo que hicieron en el pantano ese 25 de agosto, al día siguiente de los asesinatos. No fueron interrogatorios oficiales, pero sí una información importante tanto para los investigadores como para el fiscal Víctor Pillado y el juez Javier Burgos. Tanto él como ella habían contado que aquella mañana fueron al embalse a pescar, que Magentí se ausentó durante más de una hora y que dejó a su mu- jer junto a la orilla pescando. De hecho, ella facilitó a los investigadores tres fotografías de la zona que realizó con su móvil.
Pues bien, Nancy Londoño aseguró ayer que no estuvo sola en ningún momento y que cuando su marido se ausentó, fue por poco rato y nunca le perdió de vista. Los investigadores sostienen que el día de los asesinatos Magentí no tuvo tiempo de manipular la escena del crimen, esconder los cadáveres y ocultar el coche de la pareja en el fondo de las aguas del pantano. Y que por eso realizó el trabajo en dos días. Y que fue precisamente el tiempo durante el que su mujer estuvo sola pescando cuando el hombre aprovechó para conducir el Opel Zafira de Paula y Marc y llevarlo hasta la playa de los Chinos, la única con acceso directo de un vehículo hasta el agua y de cuya existencia sólo una persona bien conocedora del lugar podía saber.
Las acusaciones advierten que el relato de la mujer no fue creíble, porque le faltó espontaneidad
Durante la hora larga que duró el interrogatorio, tanto el juez como el fiscal preguntaron con intención a la mujer, intentando que se saliera del “guion completamente estudiado” con el que llegó a los juzgados, según fuentes al corriente del testimonio. La abogada María Monguilod, en nombre de las familias de las víctimas, aseguró a la salida que el relato de la testigo no había resultado creíble. “Faltaba espontaneidad y veracidad”, indicó. Las veces que, según las acusaciones, se intentó que saliera del guion, la mujer se limitó a responder “no me acuerdo”.
En sus atestados, los Mossos aseguran que la mujer vivía atemorizada y con miedo. Era conocedora de los antecedentes de su marido, que ya asesinó a su primera mujer, e incluso una madrugada envió mensajes de auxilio a amigos y familiares en Colombia, avisando de que estaba en peligro. Cuando ayer se le preguntó por este episodio, aseguró que ella nunca envió esos mensajes y apuntó que pudo tratarse de “un troyano” que alguien le coló en su teléfono. Para el abogado de la defensa, Benet Salellas, los testimonios de Nancy Londoño y de su hija, que también prestó declaración, evidencian que desde hace cuatro meses hay un inocente en prisión y nadie está buscando al verdadero asesino del pantano.