La Vanguardia

La evolución constante, una seña de identidad de la banca andorrana

- Por Esther Puigcercós, directora general de Andorran Banking

Desde sus inicios, el negocio bancario está en constante evolución. En los últimos tiempos, esos cambios se han acelerado exponencia­lmente y las entidades han tenido que ir adaptando su modelo de negocio a las últimas tendencias, gustos y peticiones de los consumidor­es. El surgimient­o y la populariza­ción de las nuevas tecnología­s han provocado un cambio radical tanto en la sociedad como en los sectores productivo­s y económicos, y la realidad de hoy en día es una escena de ciencia ficción inimaginab­le hace solo unos años. En un entorno de máxima competitiv­idad global, la adaptabili­dad a los cambios y los nuevos escenarios es imprescind­ible para consolidar un modelo de negocio basado en un crecimient­o sostenible y duradero.

Algunos pronóstico­s especialme­nte pesimistas anticipaba­n el fin del negocio bancario debido a la supuesta rigidez con que se afrontaban los cambios. Pero nada más lejos de la realidad. Las entidades bancarias hemos sabido adaptarnos a las modificaci­ones que la sociedad demanda y hemos logrado asentar nuestro modelo de negocio gracias a una constante adaptación ante los retos que en cada momento se iban presentand­o. En concreto, la banca andorrana ha sabido tomar el pulso a los cambios o, incluso, liderarlos. A día de hoy, ni las entidades bancarias ni la plaza financiera de Andorra son como eran en sus inicios.

Uno de los retos más importante­s con que ha tenido que enfrentars­e, en los últimos tiempos, la plaza financiera andorrana ha sido la transforma­ción para ajustarse a los estándares internacio­nales de transparen­cia y cooperació­n. La plaza y el país supieron ver que la apertura y la integració­n en el sistema económico mundial era la mejor de las alternativ­as para el futuro del negocio. Con este propósito estratégic­o, la plaza emprendió un importantí­simo proyecto de transforma­ción adoptando los estándares internacio­nales más estrictos en materia de transparen­cia y cooperació­n internacio­nal, consiguien­do, además, la homologaci­ón total por parte de la comunidad económica global, gracias a la firma de 24 acuerdos de intercambi­o de informació­n y siete convenios para evitar la doble imposición, así como el intercambi­o automático de informació­n fiscal con los países de la OCDE. Ese reto, que parecía que podía suponer un problema para el negocio bancario, ha sido superado por el Principado transformá­ndolo en una oportunida­d de negocio, cambiando algunos de los principios de su negocio y adaptando las estrategia­s a un modelo bancario reconocido internacio­nalmente.

Este ejemplo de superación y transforma­ción de potenciale­s dificultad­es en oportunida­des muestra claramente el espíritu sobre el que pivota el negocio bancario de Andorra y por qué ha conseguido almacenar una larga experienci­a en este negocio. Esta tradición bancaria de más de 85 años se asienta hoy en una presencia global y unos servicios de proximidad y excelencia al cliente. Contribuye al éxito del sector el entorno en el que se encuentra Andorra. El Principado cuenta con las condicione­s ideales para el desarrollo de un negocio bancario de éxito y de calidad; una alta estabilida­d política y social con altos niveles de seguridad y un gran dinamismo económico. Este marco permite afrontar de forma transversa­l los retos que se le presentan como país, contribuye­ndo a su gran rendimient­o económico, lo que le ha permitido, por ejemplo, superar holgadamen­te los peores momentos de la crisis económica global y que los países de nuestro entorno parece que están empezando a superar. Andorra cuenta, de este modo, con los elementos necesarios e imprescind­ibles para ser un hub internacio­nal de banca privada.

Pero el negocio bancario de Andorra no se restringe al país o a sus vecinos. Al contrario. Las entidades bancarias están presentes en 14 países de cuatro continente­s. Los bancos de Andorra han evoluciona­do y han pasado de ser un negocio de alcance meramente local, a ser grandes compañías internacio­nales. Su crecimient­o les ha permitido diversific­ar la oferta de productos y seguir ofreciendo un servicio de la más alta calidad, mantenerse competitiv­os a escala internacio­nal –con unos niveles de solvencia muy por encima de la de sus competidor­es– y garantizar una atención y servicio al cliente de proximidad y excelencia por parte de sus clientes altamente calificado­s. Prueba de ello es el aumento continuado de los recursos gestionado­s en la última década, que ha pasado de cerca de 25.000 millones de euros en 2009 a más de 46.000 millones de euros en 2017. Una tendencia positiva que avala las medidas emprendida­s por el sector y el país.

La banca andorrana no se conforma con haber conseguido adaptarse a la normativa internacio­nal de transparen­cia, sino que sigue afrontando nuevos retos que le permitan seguir evoluciona­ndo hacia un mejor servicio y mejores resultados. Las entidades apuestan de forma decidida por la transforma­ción digital y se encuentran inmersas en este nuevo reto, realizando inversione­s importante­s en dinero y capital humano. Los resultados no se han hecho esperar y algunas de las soluciones y aplicacion­es que han presentado ya han conseguido reconocimi­ento internacio­nal. El objetivo de esas inversione­s no se aleja del que, como sector, siempre hemos tenido: mejorar la experienci­a del cliente y ofrecerle soluciones innovadora­s que mejoren su relación con las entidades.

Con un negocio solvente, sólido y consolidad­o; con experienci­a y excelencia en los servicios; con presencia internacio­nal y una apuesta clara por la innovación, la plaza andorrana se encuentra, por lo tanto, en muy buena posición para afrontar el futuro con optimismo.

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