Ese ‘catenaccio’ de Oriente Medio
El intenso sistema defensivo de Queiroz sembró la inquietud entre los aficionados españoles
Solo empezar el partido, se oyó un comentario en la redacción del diario:
–Fijaos en la presión de los iraníes arriba... –dijo alguien.
Risas.
Salía España desde su puerta, con el balón controlado. E Irán le esperaba a medio campo, incluso más atrás. Lo hacía formando una primera línea de cuatro. Y más atrás, otra de seis.
Aquella era una declaración de intenciones. Irán iba a aplicar el catenaccio, aquel invento de los austriacos que luego perfeccionaron los italianos. Ni siquiera estaba jugando Jahanbakhsh, el mejor hombre de los iraníes, ayer en el banquillo.
Así iba a ser el partido. Un descarado ataque y gol.
Y en la redacción, más humor ácido: –Esto es lo que aprendió Queiroz en el ManU, cuando era ayudante de sir Alex Ferguson...
Más risas.
Luego, la cosa empezaba a degenerar. España no marcaba. Y los iraníes se tiraban al suelo. Simulaban faltas. Se retorcían de dolor, como quien ha sufrido una triada en la rodilla. O como quien ha perdido un amigo muy querido. Se sacaban la pelota de encima. Perdían el tiempo.
Volaban los minutos, y entre la hinchada roja, las risas se apagaban.
Ahora cundía la irritación.
–Así no hay quien juegue –protestaba Camacho en Telecinco.
La selección española se atascaba. Tocaba y tocaba en la frontal del área, como un equipo de balonmano, y no encontraba el hueco.
Aparecieron algunos datos estadísticos. Irán no perdía un partido no amistoso desde hace cuatro años. Llevaba 23 encuentros invicta. En esa serie, había mantenido su portería a cero en 18 ocasiones.
–Pero no siempre juega así, como lo está haciendo esta noche –comentaba alguien.
–¿Por ejemplo?
–Por ejemplo, en su debut en este Mundial, cuando logró derrotar a Marruecos.
–Bueno, en la segunda parte no chutó a puerta ni una vez.
Dato curioso: en aquel partido, Irán se había convertido en el primer combinado que gana un partido en un Mundial sin disparar a portería durante una de las mitades. El primer combinado desde 1966.
Luego llegó aquel rebote en la rodilla de Diego Costa, el gol de España, y se apagaron los ecos. Los redactores nos concentramos en las crónicas y le dimos la espalda al partido.
Aquello parecía resuelto para los españoles, por mucho que Queiroz pusiera a calentar a Jahanbakhsh o que Ezatolahi marcara en fuera de juego (el VAR fue bendito para los españoles). Y este contracronista rebobinó al primer Mundial de su vida, Argentina’78, cuando tenía ocho años y se aprendía de memoria los grupos de la primera fase. Había dos países desconocidos, dos que aún no había estudiado en Geografía. Eran Túnez e Irán, dos que hoy repiten en Rusia.
¿E Italia? ¿La Italia que tanto hizo por popularizar el catenaccio? Con sus jugadores en las Maldivas, retratándose en Instagram...
DECLARACIÓN DE INTENCIONES
De entrada, el técnico iraní sentó en el banquillo a su estrella, Jahanbakhsh, para montar una defensa de seis